GRB fueron una gran cabeza pensante. Con un sonido rapidísimo y farragoso por la personalidad de sus dos guitarras fueron capaces de hacer autocrítica y levantar ampollas. Cogieron el punto de mira y lo giraron 180 grados: ya no se trataba de atacar a la policía y al estado, sino de hacerse preguntas a uno mismo. Es muy fácil criticar al prójimo, vamos a hacer auto análisis. GRB fueron la banda que instaló la introspección dentro del punk español.
Raíces
Cuando tenía 13 ó 14 años, frecuentaba mucho unos locales de ensayo que había en Horta para ver a la gente más mayor tocar. Hacía muchas campanas de colegio. Cuando ya tenía unos 15 años, uno de los locales quedó vacío y me lo apalanqué por la cara, me dieron una batería que estaba medio destrozada y empecé a tocar. De repente un día entran dos tíos, el Jacobo y el Josele, que eran mucho mayores que yo (debían tener 22 ó 23 años), me vieron tocar la batería y me dijeron: “Tú serás el batería de nuestra banda”.
Los tíos se trajeron sus amplis, se enchufaron y empezamos a hacer ruido. Ellos me dijeron “tú acompáñanos” y yo los acompañé haciendo puro ruido. Y me excité mucho, porque no había escuchado nada así antes. Yo en aquella época escuchaba Gary Glitter, los Sweet… Los tíos tenían un palique brutal, eran enciclopedias. Escuchaban mil grupos que no conocía de nada, así que me pasaron mucha información y empecé a ponerme al día. El grupo se llamaba Tragaperras en el mal sentido de la palabra (traga, perras). No eran ni punks; eran extremos. Escuchaban Psychic TV, Nina Hagen…
Yo era un chaval de Horta, no había visto mucho mundo y no tenía demasiados contactos, pero de ir casi todos los días a tocar a los locales de Horta empecé a conocer una serie de gente que cambió mi vida
Yo era un chaval de Horta, no había visto mucho mundo y no tenía demasiados contactos, pero de ir casi todos los días a tocar a los locales de Horta empecé a conocer una serie de gente que cambió mi vida. Los Tragaperras y esa onda ruidista, los Resorte (con los que empecé a descubrir bandas como los Ramones, los Damned, y a integrarme dentro de la escena punk de Barcelona) y el Kisna (Jerry Latex), que era un tío muy famoso sobre todo en Alemania y que estaba en Barcelona con la Cheity y los Xeerox. Estos escuchaban cosas más electrónicas como Krafwerk, Can, Neu, etc. Con estas tres vías mi enriquecimiento personal y musical fue brutal. En un espacio de tiempo cortísimo recibí una cantidad de información enorme que hizo cambiar mi vida.
Mike grabando con Último Resorte (Archivo Strong)
Último Resorte
Recuerdo que un día aparecieron por el local el Juanito y la Silvia. Ya eran pareja y tenían escritos algunos de los primeros temas de Último Resorte como Peligro Social, Anticristo, etc. Me vieron tocar la batería y me dijeron lo mismo que los otros: “Tú serás nuestro batería”. Yo flipé, porque me preguntaba: “¿Qué voy a hacer yo con estos punks?”. Yo no conocía nada del punk y me dijeron: “Tú acompáñanos super rápido y cállate”. Por aquel entonces tenían un guitarra que se llamaba Tomy, un amigo suyo que era de Sant Boi. Así que acabé tocando con dos bandas: con los Tragaperras, ensayando en Horta, y con Resorte, ensayando en Sant Boi.
Finalmente mis proyectos con los Tragaperras y con Jerry Latex se diluyeron y el proyecto más sólido que quedó era Último Resorte, así que Silvia y Juanito me raptaron y acabé viviendo en Sant Boi. A partir de ahí, a nivel personal fue un shock bestial de descontrol adolescente. Dejé el colegio, dejé a mi familia y me lancé un poco a la aventura. Rompí con todo; de niño a adolescente. Fue una época muy importante, me di cuenta que existían un montón de cosas que no eran como te explicaban en casa o en la escuela. Fue una época muy rica a nivel de información y cambios.
La cosa se partió cuando me tuve que largar a la mili. Durante ese año hubo muchos cambios, ya que Último Resorte, debido a la conexión con la gente de los Xeerox, se trasladaron a Barcelona y empezaron a conocer a gente como el Boliche, el Ángel, la Pá, el Panko, Alberto, Strong…
Último Resorte me raptaron y acabé viviendo en Sant Boi. A partir de ahí, a nivel personal fue un shock bestial de descontrol adolescente. Dejé el colegio, dejé a mi familia y me lancé un poco a la aventura
Aparecen bandas como Frenopaticss y garitos como el Fantástico. Durante esa época graban el single con el Peter a la batería, Tomy deja el grupo, entra Strong, etc. Antes de marchar a la mili ya estaba un poco saturado de punk. Yo estaba en una historia diferente, no sólo centrado en la movida punk, sino que me interesaban otras cosas y ambientes diferentes al punk. Tocaba en un grupo punk pero tenía conexiones con otras escenas: con Los Erizos, que sonaban más Velvet Underground, más noise, sonido NY… Pero aunque la experiencia fue muy buena, no salió nada de esos proyectos, así que cuando faltaban diez meses para que acabara la mili y recibí una llamada de teléfono de los Resorte diciéndome que pensaban en mí para tocar la batería en cuanto me soltaran, no me lo pensé.
Mike grabando con Último Resorte (Archivo Strong)
A los 15 días de acabar la mili fuimos a tocar a Madrid al Rock Ola. Desconecté de la otra vía y me centré en Último Resorte. Acabábamos de editar el single. Justo después de ese single y bastante antes del maxi hubo en Resorte una época de sonido más New Wave, con el Choli, el Peter y el Patrick. Pero Último Resorte cayeron un poco en decadencia. Cuando volvimos yo y Strong la banda volvió a reavivarse con nuevas influencias como Killing Joke, y editamos el maxi.
En aquel tiempo trabajábamos con Flor y Nata. Era una época en que las independientes te ofrecían unos contratos casi peores que las multinacionales. Fichabas por cinco años y a veces, si el grupo no funcionaba, lo congelaban. Nosotros tuvimos alguna discusión sobre dónde había ido a parar el dinero de las ventas de nuestros singles, porque ellos lo invertían en grupos que les gustaban más como Kamembert. Pero pensándolo ahora, gracias a Flor y Nata editamos los discos y gracias a ese incidente pasaron muchas cosas. Fue la versión catalana de Malcolm Mclaren en Gràcia, ya que hizo que Silvia y su provocación se convirtieran en márketing para vender el grupo.
Del punk al hardcore
Recuerdo que la primera percepción de que estaba pasando algo me llegó a través de mis amistades. Gente que en ese momento no conocía demasiado como el Panko, el Alberto o el Boliche empezaron a introducir grabaciones de bandas americanas e inglesas que iban a toda velocidad. Más que descubrir la historia, se me impuso. “Hay que tocar más rápido porque las bandas ahora son más rápidas”. Visto con la perspectiva del tiempo me da la sensación de que nuestra actitud era bastante provinciana. De pronto, dejábamos de lado lo que estábamos haciendo y adoptábamos lo que estaba pasando fuera. “Ahora hay que ir rápido, no vestirse de cuero y no comer carne”. Llegaron bandas como Dead Kennedys, MDC, que iban rápidísmas y que tenían una técnica brutal. Fue la época yanqui musicalmente hablando, un cambio brutal tanto musicalmente como a nivel ideológico: las letras tenían mensaje. Fue interesante porque se dejó de lado la autodestrucción y la diversión por la diversión, y la gente empezó a pensar. La gente empezó a querer cambiar las cosas, a hacer cosas nuevas, a buscar alternativas, a adoptar posturas más filosóficas y politizadas.
GRB en directo en el KGB (Foto: Pep Rasta)
GRB
Las relaciones personales entre los Resorte y con nuestro entorno estaban muy viciadas. No había armonía. Resorte despegó de una manera totalmente diferente a lo que las normas establecidas por el ambiente tenían previsto. Me refiero a que nos hicimos demasiado populares para lo que las normas punk establecidas por nuestro entorno dictaban. Volábamos demasiado alto. Si a esa situación añades ingredientes como el abuso de speed, el abuso de alcohol y las crisis personales, el cocktail explosivo estaba servido.
Silvia cayó en una gran depresión. Estaba viviendo un infierno personal, así que un día desapareció, no volvió a aparecer y ahí se acabó Último Resorte. Recuerdo que por aquel entonces yo vivía con Isa de IV Reich, y una tarde apareció Silvia por casa. Estaba totalmente fuera de sí, como enajenada. Salió de casa y nos quedamos blancos. No entendíamos nada. Después de ese día ya no apareció hasta diez años después. Fue de Juanito de quien surgió la idea de formar una banda más fuerte, más viril, y fue él quien se encargó de reclutar a la gente: a Ángel, a Alberto, etc. Aquí ya hablamos de la banda que yo siempre quise tener. Antes era el batería que tocaba en Último Resorte; con GRB la banda fue más de todos, era más intenso a todos los niveles. Íbamos todos al mismo bar, salíamos juntos de copas, teniamos el mismo código de humor… Era muy divertido y muy intenso. Había una química explosiva y esa misma química es lo que nos mató. La sensación que tuve con GRB fue la de pasar de una cosa que no era mía como Último Resorte a algo propio que me permitía disfrutar del proyecto. Lo que era muy excitante era ver como la cosa iba creciendo de las tres canciones con que empezamos (alguna rescatada del repertorio de Frenopaticss, para empezar con algo) a las que luego aparecieron en la maqueta. Era algo nuestro. Luego hubo las típicas jerarquías que se dan en todas las bandas. Pero solo vivíamos para GRB. No teníamos ni un duro, estábamos más solos que la una, pero íbamos a todas partes juntos y nos divertíamos. Fue muy excitante. Teníamos un rollo muy de banda e íbamos creciendo como personas. Hubo una conexión entre los componentes de la banda súper importante que en Último Resorte no existió.
Solo vivíamos para GRB. No teníamos ni un duro, estábamos más solos que la una, pero íbamos a todas partes juntos y nos divertíamos. Fue muy excitante
De repente encontré una persona que era muy similar a mí: era Ángel. Para mí fue una fortuna encontrar una persona con la que podía conversar. Nos tirábamos noches enteras hablando y riendo, y eso fue súper importante para mí. Yo no era muy dado a relacionarme demasiado con la gente de la escena y de repente encontré un amigo. Hablábamos de cosas que eran muy, muy bestias para aquella época. Hablábamos de nosotros mismos, no de lo que pasaba en el mundo para entender lo que nos pasaba a nosotros; hablábamos de nosotros para entender lo que pasaba en el mundo. Hicimos un cambio de enfoque: nos planteamos la autocrítica para entender lo que pasaba a nuestro alrededor.
A nivel de conciertos no nos prodigamos demasiado. Teníamos una premisa muy clara: preferíamos hacer poco pero dejar un buen sabor de boca. Y no queríamos agotar a la gente. Tocábamos cada seis meses y los conciertos no duraban más de media hora. Tampoco hicimos demasiadas giras, porque pedíamos unos mínimos por actuar, primero, porque no teníamos ni un duro, y después porque la idea de tocar por la cara no nos seducía. Habíamos tenido varias malas experiencias en conciertos donde habíamos tocado para causas, y siempre habíamos salido escaldados. Esto evidentemente nos trajo bastantes críticas y tensiones dentro del ambiente. Nosotros teníamos poco ego y muchas ganas de hacer cosas, y había bandas que tenían mucho ego y pocas cosas que decir. Tocar siempre, cada fin de semana, lo veíamos como algo aberrante. Creíamos que había que conservar algo de misterio alrededor de la banda, dosificar el estreno de nuevos temas, conservar la emoción. Teníamos mucha interacción con nuestro público.
Mike y Silvia “la bailarina” (Archivo Stong)
Quizás nuestro LP no tuvo tanta repercusión en el ambiente como nuestra demo y nuestro single, pero es que la idea de ir más rápido que nadie nos acabó cansando, más que nada porque los temas, al ser tan rápidos, acababan perdiendo fuerza. Creo que en el single ya se intuye esa intención de no llevar los temas al límite para poder dejar que su musicalidad se imponga. Además estábamos cansados de tocar siempre en el mismo circuito y necesitábamos otros horizontes para oxigenar el grupo. Con la salida del LP la banda había entrado dentro de otro espectro, un espectro muy intenso, demasiado intenso. De repente empezamos a contactar con gente como el Trashmike, que era un rockabilly que no tenía nada que ver con el hardcore. Los moldes del hardcore se rompen, se acaba la norma. Si eres punk sólo puedes escuchar punk. Los ambientes se empiezan a mezclar. Aparece el I against I de Bad Brains, aparecen bandas en Europa como Jingo de Lunch, puedes escuchar cosas como Killing Joke o Stooges, que curiosamente aunque fueran punk, no estaban bien vistas en el ambiente porque se consideraba rock and roll. Después de esta fase de ascensión de GRB viene la avalancha. GRB nos venía grande, estábamos creciendo demasiado rápido. De repente nuestro ego se agigantó. Es muy diferente hacer un KGB y que te vengan 30 personas, que actuar dos días seguidos y reventarlo. Y cobrando entrada. Esto de alguna manera, con la intensidad que se vivía, nuestra juventud, las drogas, etc. te da una fuerza y una energía que fue demasiado.
Cuando se montó la gira de GRB por Euskadi llevábamos un subidón de ego fuera de lo normal. No paramos de exigirle cosas al organizador, nos creíamos alguien. De alguna manera la hostia que nos dimos fue una respuesta a nuestra actitud
Cuando se montó la gira de GRB por Euskadi estábamos en un momento muy dulce, demasiado dulce. Nos creíamos los amos del mundo. GRB había adquirido un estatus como banda a nivel europeo buenísimo. Nos veneraban en Italia, estábamos rompiendo moldes a nivel musical. Ya nos atrevíamos a escuchar cosas como Kant. Antes de empezar esa gira estábamos más allá de la excitación, estábamos disparadísmos. Llegamos con tanta arrogancia que el tío que montaba el concierto de Oñate se acojonó. El Ángel y yo no podíamos parar, parecía que fueramos de LSD. Intuimos que algo raro pasaba y nos pegamos la hostia con la furgoneta a la vuelta. Te puedo asegurar que ese día había algo raro en el ambiente. Llevábamos un subidón de ego fuera de lo normal. No paramos de exigirle cosas al organizador, nos creíamos alguien. De alguna manera la hostia que nos dimos fue una respuesta a nuestra actitud. No sé por qué intuíamos que tenía que pasar algo que nos volviera a poner los pies en el suelo. No te voy a decir que pensáramos en el accidente, pero sí que intuíamos que debía pasar algo que nos hiciera parar y reflexionar. Además en ese momento ya teníamos muchas divisiones a nivel de grupo. Estábamos muy arrogantes incluso entre nosotros. Nuestros egos estaban fuera de sí. Así que nos estrellamos. No me refiero al accidente como una creencia cristiana en plan castigo. La hostia fue el súmmum de todo esto. Nos pasábamos con el speed, con el alcohol, con los tripis… El accidente es algo que tenía que pasar, algo tan natural como tomarse una cerveza. No es mística ni religión, lo intuyes. Habíamos entrado en una intensidad en la que nosotros teníamos la razón, éramos el poder supremo, pero en realidad solo éramos cinco críos.
Fue un accidente brutal. El que se llevo la peor parte fui yo. Estuve 15 días ingresado en el hospital de Pamplona con la cara rota. Recuerdo que la furgoneta quedó destrozada y que yo estaba sangrando por la cara. Bajé de la furgoneta, los brazos y las piernas me funcionaban, y recuerdo que lo primero que pensé fue “menos mal”. Las guitarras salieron volando de la furgoneta y una de ellas tenía la funda destrozada. Me molestó mucho ver a Alberto y Strong discutiendo preocupados por saber de quién era la guitarra que se había hecho picadillo. Me pegué 15 días solo en el hospital. Solo mi padre me llamaba de tanto en cuanto. El accidente fue la respuesta a la prepotencia de GRB. Si habíamos escogido el camino de la arrogancia como banda, teníamos que pasar por ahí. Y así fue. Tenía que ser doloroso, pero tenía que ser así. Estábamos tocándole el culo a Dios y necesitábamos algo que nos pusiera en nuestro lugar.
Mike y Alberto ensayando con GRB en su primer local antes de trasladarse a Nou de La Rambla (Archivo Strong)
Drogas
Yo cuando descubrí las drogas descubrí el otro lado. A ver, eran para divertirme, pero también me hacían pensar y ver las cosas de una manera difente y lógica. Con los Tragaperras fumábamos bastante y también nos metíamos alguna rayita de coca, pero era una cosa bastante intelectual. La droga de verdad era la cantidad de información que tenía a mi alcance, ya que ellos habían viajado a Nueva York, a Londres, etc., y escuchaban un montón de música que era totalmente inédita para lo que se escuchaba en España en aquel entonces.
Los tripis y sobre todo las anfetaminas las empecé a consumir con Último Resorte. Era la época de las recetas y la droga la podías comprar en las farmacias. Baxibamato, Bustaid, lo que quisieras por tan sólo 20 pesetas. Además teníamos una amiga que trabajaba en un centro médico y que conseguía recetas para poder comprar anfetaminas. La anfetamina era juvenil, te aceleraba, era droga para todos. No era como la cocaína, paranoica y enferma. Por el momento que vivimos, por lo que estaba pasando, por el querer ir más rápido, la anfetamina se convirtió en nuestra droga. Cuando prohibieron la anfetamina en pastilla, enseguida apareció la química y llegó el speed.
La concepción del caballo para alguien como yo, que venía de un barrio obrero y de una familia obrera, es que era pijo. La gente de la escena que lo consumía venía de otras clases sociales un poco más acomodadas. Para ellos era un poco la marca para convertirse en una leyenda: “Me meto caballo”
La concepción del caballo para alguien como yo, que venía de un barrio obrero y de una familia obrera, es que era pijo. La gente de la escena que lo consumía venía de otras clases sociales un poco más acomodadas. Para ellos era un poco la marca para convertirse en una leyenda: “Me meto caballo”. Cuando en ambientes cercanos a GRB se utilizaba el caballo, me entraba una especie de repelús, salía volando. Vade retro, no. Me daba pánico. La droga y los egos hicieron mucho daño. Éramos adolescentes y luego chocábamos con la realidad del día a día.
Con GRB éramos muy disciplinados a la hora de ensayar, pero nos drogábamos diariamente en los ensayos. Teníamos una pizarra donde escribíamos el tracklist. Nos metíamos un cuarto de speed para ir más rápidos e intentábamos diariamente hacer nuestro set en menos tiempo. Si el lunes lo haciamos en media hora, cuando llegábamos al viernes ya lo hacíamos en 20 minutos. Y eso era como una victoria, o al menos nos daba esa sensación. Cuando crecimos nos dimos cuenta de que nos perdíamos muchas cosas por ir rápido.
Durante muchos años la anfetamina, el speed, ha sido mi droga. Muchas veces buscaba el bajón del speed del día siguiente para aprovechar y hacer cosas como dibujar, pintar, escribir… El speed es una droga muy psíquica y aprovechaba ese espacio vacío que me creaban varias noches sin dormir por abusar de él para inspirarme, como válvula de escape de la realidad y lo cotidiano. Sin anfetamina no hubiera habido ni Último Resorte, ni GRB, ni punk, ni hostias. La base fue la anfetamina y tenía que ser así.
Relaciones
No hablo por GRB, hablo personalmente. La relación con las otras bandas era fatal, más que nada porque no había relación y porque no me interesaba que la hubiera. Nunca he estado demasiado integrado en la escena y mis relaciones eran muy de bar, así que no me relacionaba demasiado con las otras bandas. Me llevaba bien con gente en concreto, como la Tina, el Marc, el Goffie, etc. Si a mí me interesaba el hardcore era por GRB, era para las cosas que a mí me interesaban para GRB. El uniforme o la secta no me ha gustado nunca. Había más cosas en la vida.
Con los que más relación tuve fue con los Subterranean, porque eran los que teníamos más próximos y también teníamos el culo más pelado entre nosotros. Además existía una competitividad positiva que nos hacía mejores a ambos.
Locura de juventud
Hola, amigo mío te he estado recordando
Ha pasado tiempo, pero no creas que tanto
Desapareciste sin dejar ni rastro
Alguien comentó que te habías casado
Que ya tienes dos hijos, que te has comprado un carro
Que estás muy ocupado, cuestiones de trabajo
Me he puesto a pensar, me estado preguntando
Aquello que creías ¿Se te ha ido olvidando?
Aquellos que creías que te estaban jodiendo
¿Crees ahora, acaso, que dejaron de hacerlo?
Como alguien te dijo
Todo se ha quedado
En locura de juventud
Dime, amigo mío, que te ha conformado
¿Sentirte protegido? o ¿fue el dinero acaso?
No te lo reprocho. Esto es un lamento!!
Otra sonrisa
Otra mirada
Ojos cerrados
Ya eres adulto
Casi maduro
Te estás engañando!
Duras razones
Lucha perdida
¿Quién ha ganado?
Menos problemas
Cama caliente
¿Todo arreglado?
Todo prosigue
Todos jodidos
¿Tú te has salvado?
Dime, amigo mío, qué te ha consolado
¿Sentirte protegido? ¿Sentirte acompañado?
No te lo reprocho. Esto es un lamento!!
GRB
1986. Estoy tan contento! 7”Ep
Fotografía de portada: Mike grabando con GRB (archivo Strong)
Extraído de Harto de todo: Historia oral del punk en la ciudad de Barcelona 1979-1987 de VV. AA. (BCore, 2011)
Al habla Miquel Coll, nacido en 1961. Barrio de La Barceloneta-Horta-Gràcia (Barcelona)