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Entrevista: PYLAR
PYLAR

En Sevilla, debajo de la escena musical más visible y conocida, existe un círculo de artistas que se mueven en otras coordenadas, casi en mundos paralelos, subterráneos. Dentro de esta red, codeándose y compartiendo miembros con grupos tan valientes y valiosos como Orthodox, Blooming Låtigo o Hidden Forces Trio, situados en ese sistema que orbita alrededor de Knockturne Records, encontramos a Pylar, una banda que se asemeja más a un colectivo o a un aquelarre. En menos de dos años han publicado Pyedra y A ella te conduce la Sagrada Espyral, dos álbumes complementarios y enigmáticos, que trascienden los géneros y que sitúan al grupo como una de las propuestas más sorprendentes de la música española.
Su música no es fácil, y tampoco lo es entrevistarlos. Lanzo mis preguntas a Lingua Alaudae (violín, mandolina y teclados) y Bar-Gal (guitarra eléctrica y teclados) y ellos responden como si fueran oráculos antiguos, con palabras que deben ser interpretadas y que esconden verdades por debajo de la superficie.
Con los vestidos, los pseudónimos y la pensada escenografía de vuestras actuaciones (una palabra esta más amplia que «conciertos» y que creo que se adecúa mejor a lo que hacéis), cabría pensar que Pylar no es solo una banda, más bien una performance, o que incluso no es un grupo de música, ¿estaríais de acuerdo con eso?
Lingua Alaudae: Coincido que Pylar es algo más que un grupo, comúnmente hablando. Pienso que es un punto de encuentro en muchos aspectos tanto para nosotros, músicos, como para quienes nos escuchan o ven nuestros actos. Todo esto es gracias al concepto de Pylar como algo libre y alejado de cualquier convencionalismo. Esa libertad en la música es un factor clave para desarrollar la creatividad más allá de lo sonoro: es la posibilidad de convertir o crear tu propia noción de la realidad. En consecuencia, esta es la vía por la que puedes construir o aportar tu propio sonido en comunión con otros, elegir un nombre por el que puedes identificarte con esa transfiguración y elegir un atuendo para adentrarte en esa dimensión. El sentido de la alquimia no era simplemente transmutar las propiedades de los metales, sino un viaje y una transformación espiritual a través del acto de transmutación, en conexión con los elementos. Por eso me gusta definir Pylar como alquimistas sonoros.
Vuestra discografía parece formada solamente por discos conceptuales, ¿es siempre el concepto anterior a la composición musical? ¿Dónde empieza la música de Pylar?
Bar-Gal: Hay una gran libertad pero la mayoría de las veces es como comentas. Acudimos a muchas fuentes extramusicales en busca de inspiración y cuando aparece un concepto dominante, una idea-madre, la usamos para enfocar todo el disco alrededor de ella. La simbología del neolítico, la alquimia, las hierofanías y lo numinoso que rodean a la Diosa Madre de la prehistoria, la piedra como símbolo cósmico, conocimientos arcanos solo accesibles a través del estudio hiperbólico… todas son ideas muy poderosas como para que podamos construir un templo sonoro a partir de ellas, para que podamos traducir a sonido todas las impresiones que nos transmiten. E intentamos profundizar en ellas todo lo posible, de ahí el desafío para el oyente, porque lo que se escucha está muy alejado de lo que es el canon en que los grupos de metal se acercan a esos conceptos.

El metal es nuestra principal fuente de inspiración y sin él no existiríamos. Todo lo que hacemos, lo hacemos pasándolo por el filtro del metal. Es el elemento constante dentro de nuestra variedad

A pesar de la cantidad de referencias dispares e influencias inesperadas, ¿os consideráis un grupo metal?
Bar-Gal: Absolutamente. El metal es nuestra principal fuente de inspiración y sin él no existiríamos. Defendemos al heavy metal en sus múltiples manifestaciones como un acercamiento increíblemente maleable al sonido, capaz de expresar con una infinita variedad múltiples aspectos de la existencia con un poder que no está al alcance de otros estilos musicales. Todo lo que hacemos, lo hacemos pasándolo por el filtro del metal. Es el elemento constante dentro de nuestra variedad.
Para serte sinceros, Pylar lleva el metal a regiones inexploradas, para transmutarlo a un nuevo estado. Tenemos una ambición enorme en ese sentido porque nos inspiramos en todas esas bandas que forjaron el estilo y todas aquellas que empujaron sus límites hacia regiones insospechadas. Somos Randolph Carter buscando la ignota Kadath. Somos Ahab guiado por la demencia en pos del níveo leviatán que yace en las profundidades. Somos el último color de La Gran Obra. Somos los últimos conocedores de los arcanos de la antigüedad, los poseedores de la clave del símbolo primigenio. Somos los Herederos de la Antigua Tradición, los últimos que osan contemplar el abismo de la existencia desde donde el terror cósmico nos devuelve la mirada, aquella que nos hizo enloquecer cuando las arenas del tiempo comenzaron a caer.
Lingua Alaudae: Esta es otra de las razones por la que considero a Pylar una reunión de alquimistas sonoros: convertimos el metal (en su sentido sonoro) en algo que transciende su concepto convencional. Pero ese metal no deja de ser metal, simplemente cambia sus propiedades para que el partícipe en el acto musical pueda pasar con nosotros a otro nivel, a otra dimensión.

En Pylar nos propusimos rescatar del olvido muchos de los aspectos de las culturas prerromanas, la mitología comparada como fuente para conocer cuánto de común hemos tenido los seres humanos de las distintas épocas o el uso del lenguaje simbólico como acto comunicativo

Contadme un poco sobre vuestra fascinación por la mitología y las civilizaciones prerromanas.
Bar-Gal: Me alegra que digas «prerromanas» ya que Roma fue el primer pueblo con una mentalidad plenamente moderna, occidental podríamos decir para hacernos entender. El enterramiento de la mentalidad prehistórica que supuso el Edicto de Milán en el 313 de nuestra era, con la adopción del cristianismo como religión oficial del Imperio, fue posiblemente el acto mágico más poderoso que se haya producido en la historia. Suponía de facto iniciar un camino donde la flecha del tiempo fue lanzada hacia adelante, evitando la concepción circular del tiempo en que había vivido la humanidad desde su nacimiento.
Pues bien, en Pylar nos propusimos rescatar del olvido muchos de los aspectos de esa forma de entender la existencia. Hay una sabiduría realmente deslumbrante en muchas de esas culturas prerromanas, la mitología comparada como fuente para conocer cuánto de común hemos tenido los seres humanos de las distintas épocas, el uso del lenguaje simbólico como acto comunicativo interplanos del cual nuestro lenguaje no es más que una lúgubre sombra superficial que simplemente nos desorienta. Porque lo que pocos dicen es que todo eso, incluido el nacimiento de los dioses, surgió como única salida posible para no enloquecer ante el abismo insondable que teníamos dentro de nosotros, de nuestra mente y que nos dirigía inevitablemente al horror cósmico, el precio que hubo que pagar por acceder a la abstracción racional una vez que se dio ese salto en nuestro cerebro.
Lingua Alaudae: Mientras más ahondas en las profundidades de las narrativas más ancestrales, ya sean históricas o mitológicas, más elementos comunes encuentras de la humanidad en sí ante la inmensidad de la naturaleza y el cosmos: la fascinación y el temor que provoca todo aquello que nos rodea, lo que vemos y lo que no, el espacio y el infinito. Explorar estas formas de pensamiento es realmente incentivador, una fuente de inspiración. De este modo podemos crear nuestro particular relato: al igual que aquel bardo griego que recitaba y componía su propia versión de la Odisea ante Milman Parry.

Cada artefacto de Pylar ha tenido un estilo muy marcado y se diferencia claramente del resto aunque hay elementos que los conectan a todos entre sí a múltiples niveles, estilística y temáticamente hablando

A todos los niveles veo un cambio en el grupo a partir de Pyedra (estructuras diferentes, disolución de los textos en cánticos abstractos, nuevos integrantes, nuevo sello), con La Gran Obra como referencia bisagra, ¿estáis de acuerdo?
Bar-Gal: Es verdad que La Gran Obra es el último lanzamiento de lo que podríamos denominar nuestra primera encarnación. Cada artefacto de Pylar ha tenido un estilo muy marcado y se diferencia claramente del resto aunque hay elementos que los conectan a todos entre sí a múltiples niveles, estilística y temáticamente hablando.
Pero de todos los cambios que comentas, el que más importancia ha tenido fue la incorporación de Lingua Alaudae como nuevo miembro (tras superar los complejos rituales iniciáticos), naciendo así la segunda encarnación de Pylar. Desde el comienzo, los nuevos temas mutaron con la adición de sus ominosos violín y mandolina. Hay que tener en cuenta que es discípulo de Erich Zann y todo lo que ello conlleva. En cuanto a la abstracción de los cánticos, eso siempre depende de los textos y fuentes que estemos manejando en ese momento.
Lingua Alaudae: Creo que la libertad y el azar tiene también mucho que ver en todo esto también, sin ser acciones racionalmente programadas que miran a un final en sí. Estos factores son claves para dar a nuestra creatividad una naturalidad en su proceso, en los cambios, a modo de una espiral: cíclico y circular, pero con transformación continua. Que los caminos de Pylar y Lingua Alaudae se cruzaran no es otra cosa que una parte de la espiral azarosa que recorremos intuitivamente.

Mientras las cuatro piezas de Pyedra sonaban como las cuatro bases de un megalito, sólidas e inamovibles, las de A ella te conduce la Sagrada Espyral se asemejan al derrumbamiento de las formas, ¿son esos dos discos complementarios de alguna forma?
Bar-Gal: Es muy interesante lo que comentas porque ambos discos fueron compuestos simultáneamente. Y sí, aciertas en tu descripción y en que son complementarios a muchos niveles. Pyedra se desarrolló sobre unos elementos estructurales que pretendían transmitir la rigidez y uniformidad a la par que la sutil variedad de la piedra como elemento arquitectónico en los monumentos megalíticos. Cada tema intenta tener un carácter monumental, ciclópeo y leviatánico, y se crea una amalgama sonora que quiere estar a la altura de la magnitud de lo que estamos describiendo a través de la vibración. Pyedra es un disco que usaba las mayores armas que posee el metal para erigir un templo sónico de una magnitud demencial. Queríamos que tu cuerpo vibrara y tu mente se viera alterada al igual que te ocurre si te adentras en un templo prehistórico.
Con A ella te conduce la Sagrada Espyral nos encontramos con un proceso similar en el sentido de que la música intenta plasmar y describir unos ambientes y conceptos. La diferencia aquí es que los conceptos descritos (todos relativos a la cosmogonía neolítica) son de una profundidad, variedad y abstracción sin límites… prácticamente insondables para los neófitos. De ahí que en el disco haya tanta variedad instrumental y vocal, con muy diferentes técnicas empleadas en cada instrumento. Las estructuras, como comentas, se deshacían ante nuestros ojos con la improvisación como elemento principal y vertebrador. Son discos nacidos bajo un mismo símbolo primario, discos hermanos: terror y anhelo, espacio y tiempo, extensión y duración, materia y mente.
Lingua Alaudae: Coincido con esa idea. Pyedra representa la fisicidad del espacio en que vivimos y realizamos nuestro contacto con lo abstracto y lo espiritual, los planos de realidades atemporales; mientras que A ella te conduce la Sagrada Espyral es un relato a la vez que un canto y, a su vez, una danza que se realiza en ese dicho espacio. Hubo un tiempo en que las artes apenas se distinguían y formaban parte de un todo: el cuerpo, el espacio, el pensamiento, el ritmo, el sonido, el movimiento.

Hay elementos ajenos a nosotros que nos impiden tocar donde y como nos gustaría. Intentamos hacerlo lo más frecuentemente que podemos pero el cuidado de la progenie y el estudio de los arcanos consumen una gran parte de nuestro tiempo, aunque a veces tengo la impresión que si fuéramos un grupo del norte peninsular o de la vieja Europa, o si escribiéramos en lengua germánica, probablemente recibiríamos más propuestas.

¿Por qué hay tan pocos conciertos (o rituales) de Pylar?
Bar-Gal: Evidentemente, hay elementos ajenos a nosotros que nos impiden tocar donde y como nos gustaría. Intentamos hacerlo lo más frecuentemente que podemos pero el cuidado de la progenie y el estudio de los arcanos consumen una gran parte de nuestro tiempo.
Lingua Alaudae: Aparte de eso, y a pesar de la buena circulación y el impacto de nuestras creaciones, es cierto que la oferta para poder realizar nuestras actuaciones no son tan habituales. Desconozco la razón, puede que sea por el temor a algo tan inconcebible o arriesgado tanto sonora como conceptualmente. Aun así, a veces tengo la impresión que si fuéramos un grupo del norte peninsular o de la vieja Europa, o si escribiéramos en lengua germánica, probablemente recibiríamos más propuestas.
En directo, en tanto que ritual, ¿cuánto hay de improvisación, variación, abandono de la versión grabada?
Lingua Alaudae: La improvisación es la base de nuestra creatividad y de la composición, por el valor que tiene lo instantáneo como un acto creador único. La grabación es como un viaje que sigue un sendero, pero cuando lo repites nunca lo recorres del mismo modo: un día te detienes a pensar, en otro te fijas en un detalle o contemplas tu alrededor, o en otro sucede algo inesperado que te hace cambiar el sentido del viaje o sus paradas. Así sucede con los ensayos o en nuestras actuaciones: son creaciones únicas, de las cuales disfrutas de sus sorpresas y cambios, del mismo modo que se puede disfrutar escuchando las grabaciones alternativas  realizadas por un mismo intérprete en el jazz. Por eso digo que cualquiera que vaya más de una vez a un acto de Pylar siempre vivirá una experiencia diferente, y siempre tendrá la oportunidad de sorprenderse y encontrar algo nuevo.
¿Cuál será la siguiente invocación del grupo?
Bar-Gal: La mutación será de nuevo sorprendente. Antes hablé de las interrelaciones que existen entre nuestros discos. Pues bien, nos disponemos a explorar senderos tratados en nuestro primer disco en los que no nos adentramos lo suficiente. Esta vez iremos hasta el final. Ahora mismo estamos visitando oscuras bibliotecas en busca de grimorios largo tiempo olvidados. En ellos se encuentra el sendero que tenemos que recorrer. El estudio lleva ya varios meses en marcha y las nieblas van ocultando todo a nuestro alrededor. Ya escuchamos lo que ocultan. Y es realmente fascinante y demencial.
Por último, ¿qué es el Numinoso Círculo Atlante?
Bar-Gal: Son seguidores de Pylar que han entrado a formar parte de un grupo que quiere profundizar en todo lo que hay detrás de nosotros. Se comparte conocimiento oculto sobre el grupo e interpretaciones y claves de muchos aspectos que rodean nuestra música. Todo está enfocado como un proceso iniciático donde te enfrentas a saberes arcanos que te dan la posibilidad de experimentar más allá del plano material, adentrarte en el lenguaje simbólico olvidado, profundizar en el imaginario colectivo, allí donde pertenece el numen. También te da la oportunidad de realizar tus propios actos de poder para modificar la realidad y a veces pedimos colaboración para nuestros discos. Tú decides hasta dónde quieres profundizar, porque el acto de levantar el velo y conocer lo que hay detrás es siempre un salto al vacío, ese que nuestra sociedad nos niega proporcionándonos solo experiencias superficiales e intrascendentes. Si quieres experimentarlo, es tan fácil como escribirnos pidiendo formar parte de él. Ducunt fata volentem, nolentem trahunt.
Fotos: Gonzalo Santana
https://pylar.bandcamp.com/
https://www.facebook.com/PPYLARR/
https://www.instagram.com/pylar_the_band/



Saúl Ibáñez (Sevilla, 1984) es escritor y músico. Estudió Humanidades en Sevilla y Literatura Comparada en Barcelona, donde reside actualmente. Allí escribe sobre música, toca con su grupo Lullavy y trabaja en su proyecto literario. Ha publicado tres libros de poesía: El desierto, Ropa de diario (ambos en Ediciones en Huida) y Noventa pastillas (recién editado por Editorial Ultramarina); un fanzine ilustrado: Las casas ajenas (Horriblemente Humano) y el ensayo musical La violencia en Nick Cave (Quarentena Ediciones).

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