Description
El quiero que me dejen llorar tus pesares del Ay pena, penita, pena, de Quintero, León y Quiroga, parece ser el propósito único de un disco en el que la ausencia de tremendismo y amaneramiento facilita que la esencia de unas composiciones brillantísimas aflore sin artificiosidad en paisajes sonoros que surgen de la magistral conjugación de una sencilla instrumentación, delicadísimas y sugerentes interpretaciones vocales y profusión de sutiles arreglos hábilmente conjugados a los que María Rodés nos tiene acostumbrados y sobre los que las melodías intactas de El día que nací yo, Tatuaje o Tengo miedo adquieren una identidad que va más allá del tiempo y la estética y nos impide hablar de lo clásico o lo moderno, lo onírico o lo decadente sin ruborizarnos un poco.
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