Description
El Lado Oscuro de la Broca pertenece a la linde y al prado, alejados de Malasaña o el Gótico de Barcelona. Más cercanos a la partida de mus y al chupito de anís que a los gin tonics elaborados con menestra. Su creatividad nace en lo cercano y ellos redimensionan las vivencias para hacerlas trascendentes. A estas alturas ya descubrieron Internet, las bibliotecas y los mapas. Por eso, emprendieron el viaje.
Observaron matanzas con el aroma vintage de lo antiguo, con el cochino desangrándose mientras los varones de la casa brindaban con un vino casero. Sangre en la lumbre. Caras de sorpresa. Comprobaron que el tiempo es un concepto relativo. Comprendieron que la música forma parte de la cultura desde que el hombre es hombre: los niños canturrean, los pastores silban y las gallinas ofrecen su coro a primera hora de la mañana, junto a la gente que habla a voces con un acento musicalizado hasta el extremo.
Por las noches, en alguna casa rural alquilada a las afueras del pueblo, bebían vino y comían chorizo mientras anotaban en un cuaderno las ideas que nos habían surgido. Rubén sacaba una guitarra española del maletero e interpretaba melodías escuchadas horas antes. César golpeaba la mesa o el plato o lo que tuviera a mano para acompañar. El resto lanzaba versos al viento que traducían las vivencias.
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