Description
El barro (en catalán, Fang) no ensucia; regenera. El barro de los caminos tras los pasos y la lluvia, de la cerámica cuando baila en el torno, sobre la epidermis soltando las células muertas y las toxinas; el barro reparador y creador, que estrena vida. El barro es el agua con arcilla, la tierra molida, soluble, frágil y mutante, y esta tierra – la natural -, la que se aleja del hormigón, el asfalto y el cemento urbano, según Albert Aromir, es la verdaderamente habitable. También lo es este disco, la quinta referencia publicada de Bedroom, el más vitalista, entusiasta y exultante de su trayectoria.
Fang es un disco escapista de una mundanidad impostada, de un sistema insostenible de materia innecesaria y de falsos paradigmas reconfortantes. Fang es un canto a los orígenes, un retorno a la pre-materia y la certeza de los huertos, las semillas y las frutas, la magnitud del mar de Tossa y las pieles maduradas al viento y al sol. Canciones que abrazan los básicos más sensibles y también los éticos y morales, que apelan a la inocencia pura, la de los chiquillos, lejos del dogma, los privilegios y estamentos que segmentan la sociedad y nos desequilibran. Paisajes iconoclastas y repletos de personajes y fenómenos ya anclados en el imaginario de Albert Aromir, anidado de imaginación, con lápiz afilado y la testa llena de preguntas: las cuestiones que se formula el individuo cuando se adentra solo en el mundo y el tiempo.
Como un estallido sonoro entre las arboledas, Fang es un experimento también musical y estético: reposa en cálidas melodías de pop soleado, en la canción y el nuevo folk, con guiños a los siempre predilectos Mount Eerie y Phil Eelverum. Grabado en los estudios Caballo Grande, al esqueleto vertebral de las canciones compuesto por Albert Aromir y con la voz áspera y dulce a la vez, se suman las guitarras vibrantes con resonancias del rock de los 90 de David Sagarzazu, los bajos poderosos de Edu Campos, las baterías al galope de Jordi Irízar, los pedal steel magnéticos de Ivo, la trompeta vaporosa de Cristian Pallejà, los coros y el corazón resplandecientes de Núria Muntaner, y el abrigo de teclados de Ferran Resinas que, junto con Albert, fueron los orfebres de la producción exquisita y los arreglos del disco. Como el barro, el estado antes de la solidez, también ese instante moldeable en que aún todos los propósitos son posibles y la felicidad está quizás más al alcance de lo que nos había parecido. Son canciones que nos invitan a un recomenzar concreto, desprendido y después de las cosas, con las únicas provisiones importantes para florecer una vez pasan los inviernos: el gesto, la habilidad y las ganas; porque, como cantan los últimos versos de ‘Pioners’, ‘Aquí hace mucho frío. Ven a verme, que te pago el billete entero’.
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