Psychedelic Sanza 1982 – 1984

Description

La primera vez que vi una sansa (un tipo de “piano de pulgar” africano), estaba sentada en un mueble en la sala de estar / comedor de mi familia, un espacio que nuestro padre también transformó en un estudio de grabación todos los días. . Parecía más una caja que un instrumento musical: un instrumento misterioso, que llegó a nuestra casa, como muchas cosas, de una manera algo milagrosa. Sabíamos que a nuestro padre le encantaba coleccionar cualquier cosa que pudiera producir un sonido. No sé de dónde sacó esta sansa. Era bastante tosco, claramente hecho a mano, con solo unas pocas “llaves” o “dientes”. No creo que realmente haya jugado este. Los sonidos que producía parecían particularmente extraños; para los oídos de mi joven músico, entrenado en música clásica occidental, sonaba desafinado. Eso es porque, como mis hermanos y hermanas, me habían entrenado en el piano. Tuve problemas para entender cómo alguien podía soportar estos tonos y, sinceramente, la pasión de nuestro padre por los “sonidos inusuales” no me interesaba.

Estaba en la escuela secundaria en ese momento (a fines de la década de 1970) y no estaba orientado en absoluto hacia proyectos musicales. Planeaba graduarme y luego convertirme en chef. A principios de la década de 1980, mi interés por la música aumentó. Todavía estaba indeciso sobre mi carrera. Estaba contento de seguir mis estudios de inglés “serios” mientras salía a los clubes de jazz en Les Halles en París, donde a veces me unía a jam sessions. Luego, armé mi primera banda con músicos profesionales; Les había ocultado mi edad y falta de experiencia. Francia apenas comenzaba a aceptar la “música del mundo”. Músicos de todas las nacionalidades actuaban en París. Fue un período maravilloso. Mi padre nos pidió a mi hermano Toups y a mí que lo acompañáramos a algunos conciertos. En particular, recorrimos Túnez juntos en el momento del Festival Internacional de Cartago de 1983. En aquel entonces, mi padre era famoso en todo el mundo francófono. Todos esperaban escuchar sus canciones humorísticas, como “Agatha” y “La condición masculina”. Pero, detrás de escena, continuó su investigación sobre la música electrónica, la sansa, la polifonía pigmea, etc.

Un día puso una sansa en mis manos, sin decir una palabra. Me estaba enviando un mensaje: “¡Veamos qué puedes hacer con él!” Fue entonces cuando realmente descubrí algo. Al explorar el instrumento y tocar, trascendí el aspecto “imperfecto” de su sonido y comencé a descubrir su potencial fascinante. Al jugar al sansa, entras en un mundo que te cautiva de una manera muy serena y fascinante. Creo que sus sonidos evocan un arcoíris, con lluvia cayendo mientras brilla el sol. Un sentimiento muy tranquilo. Te permite hacer música que realmente suena como la vida. El sansa es también el instrumento que más compartimos mi padre y yo porque soy pianista y él era guitarrista. También comparto este instrumento eminentemente africano con mi hermano músico, Toups. A nuestro padre le encantaba contarnos una de las leyendas de la sansa: cómo incluso logró disipar el aburrimiento que sentía … ¡el Creador mismo! Este instrumento da vida al mundo, a los seres y las cosas.

No participé en la producción de varios discos que mi padre dedicó a la sansa. Él mismo lo hizo, se podría decir, en su “laboratorio”. Sin embargo, hoy no puedo imaginar tocar un concierto sin usar una sansa. ¡El piano permanece presente para que los oyentes no se desorienten y se pregunten sobre los sonidos extraños que invaden sus oídos! Sin embargo, encuentro interesante el lado excéntrico e inquietante de sansa. Y la sansa siempre afecta a la audiencia: en realidad, los emociona. Los secretos de este instrumento son seguramente sus poderes beneficiosos y … ¡su magia!

Patrick Bebey