Heráclito

Tras vivir juntos muchas horas de furgoneta y mil batallas en el escenario, empezaba ya a ser la hora de que Dalmau Boada y Fernando Junquera —Esperit! y Negro, si lo prefieren— se decidieran a compartir también un pedazo de plástico redondo de aquellos que llamamos discos. Un disco llamado Heráclito que comparten como buenos hermanos: un lado para cada uno, pero marcados ambos por un ADN común de magia y complicidad.
Se trata de un trip experimental en toda regla, rebosante de folk alucinógeno y los sonidos más calidoscópicos e imprevisibles. Solo con yuxtaponerlos, los poderes cósmicos de Fer y de Mau reaccionan, se funden y se multiplican. Y es que aún componiendo y grabando a 300 kilómetros de distancia, hay algo de la esencia de cada uno que se cuela en la música del otro, cuál feliz contaminación. No cabe duda de que hoy son dos de las personalidades más interesantes de la psicodelia mediterranea y, tras curtirse ambos en mil proyectos colectivos y personales, ahora atacan a la vez. Ya nos lo advierten desde las notas interiores: Heráclito va a producir en todos una vuelta a la creencia en la humanidad. Amén.