Lo cierto es que, de nuevo, andaba desorientado. En mi libreta, una serie de cuestiones entremezcladas del tipo: ¿Por que SxEx? ¿Por qué hardcore socialista? Y otras memeces. Josep me lo puso fácil y lo que podía haberse convertido en una sosa y superficial entrevista acabó siendo un diálogo más o menos fluido.
Está claro que con Manifesto, por lo político de sus textos y lo gutural y profundo de sus composiciones, no se puede eludir cierto trascendentalismo: la nueva derecha, socialismo, independencia y, en lo musical, la escena, los pequeños sellos y demás. La poca pericia del entrevistador (yo mismo) hizo que se saltase de un tema a otro sin conexión alguna. A pesar de todo ello un servidor, que no es muy amigo de mezclar música y política, obtuvo respuestas más que convincentes.
Empezamos con el tema del día, de la década: straight edges. “Lo hemos sido algunos, lo cual no significa que hayamos dejado de serlo. Los que lo éramos podemos seguir con las mismas actitudes personales, con el mismo modo de actuar pero sin tener que expresarlo hacia afuera, de todos modos era algo que no sabíamos cuando empezamos con Manifesto. Hasta que no llevábamos un año y medio yo no sabía si el bajista o el batería eran straight edge o no, no tenia ninguna importancia y no la tiene ahora. No somos una banda SxEx.”
“Si un grupo musical dice algo político, ¿hace algo importante? No, un grupo de música, políticamente, es casi insignificante. Dentro de la izquierda, Manifesto es prácticamente nada”
Sobre las reivindicaciones de este movimiento, las cruces en las manos y todas esas proclamas: “Yo creo que tiene cierta lógica, en la medida que uno cree que siendo vegetariano o no fumando o no bebiendo puede cambiar algo me parece acertado hacerlas, si lo crees una opción personal, y sólo eso, no pienso que debas justificarte, explicarlo por ahí. Aunque el SxEx es más que eso, cuando aparece en catálogos o revistas lo hace como una forma de definir un estilo de música. Ahora se ha abierto mucho más pero hasta Youth of Today o Gorilla Biscuits definía muy bien lo que se hacía”.
Manifesto, hasta el momento, está representado por dos referencias en AHC Records, una pequeña discográfica zaragozana: Manifesto (su primera demo) y El arte de la insurrección (un 7″). La excelente presentación y diseño de estas, así como la preocupación de Josep por hacer bien visibles sus textos, nos muestran reivindicaciones de aquel socialismo que hoy parece lejano y que, a los ojos de la mayor parte de la sociedad, yace inerte como cualquier otra forma política que se atreve a desafiar al capitalismo.
Procuré alentar este lado político en la conversación. Le pregunté sobre su aislacionismo: ¿Hardcore socialista? ¿No es concretar demasiado? “Yo no lo veo así, no creo que haya unas letras que puedan gustar a todo el mundo. Aquí hay una cuestión muy discutida: Si un grupo musical dice algo político, ¿hace algo importante? No, un grupo de música, políticamente, es casi insignificante. Dentro de la izquierda, Manifesto es prácticamente nada. Para mi no es importante si los del grupo somos todos socialistas o no, hay una parte, dentro de él, más militante y comprometida que otra y esa es la que pone las y letras y la imagen. Un grupo puede hacer conciertos benéficos o grabar algo benéficamente, pero nada más”.
“Crear un debate dentro del HC, dentro del reducido grupo de gente que nos escucha que ya es algo”
Y sobre si los textos podían limitar su música o viceversa: “Ciertamente, la música limita; puedes incluir una frase e incluso algún texto, pero las canciones duran tres minutos y no dan tiempo a argumentaciones muy relevantes. Nunca puede ser como un libro. Realmente no podemos cambiar el sistema con un grupo de música. Si pretendes algo así te alías a un partido político y actúas, es la única manera, ¿no?” Entonces, ¿que sentido tiene? Al parecer, no es más que una contradicción aparente. Al fin y al cabo, todo ha de tener una finalidad: “Crear un debate dentro del HC, dentro del reducido grupo de gente que nos escucha que ya es algo”.
Continuo hablando de esa minoría, ese pequeño circulo que es el público que asiste a sus conciertos y de ese otro público punk acérrimo de los fuertemente politizados Negu Gorriak o lnadaptats: “Este lado tiene mucho que ver con nuestro HC, tiene unas raíces distintas, no ha evolucionado del hardcore americano y europeo, pero el punk de estas bandas es mucho más comprometido en todo lo que dicen. El público de Inadaptats, por ejemplo, se define abiertamente de izquierdas e independentista. En cambio, el público de hardcore se preocupa sencillamente de la música, no va más allá. Nosotros hemos intentado acercarnos a unos y a otros, tender puentes entre un público y el otro, porque estamos influenciados por ambos y rechazamos caer en el elitismo de los que califican a los seguidores de Negu Gorriak o Inadaptats, por citar algunos, de bebedores y panfletarios. Es más, son mucho más abiertos. Tras los conciertos vienen a discutir contigo, preguntan y se interesan por lo que has dicho entre canción y canción, por que esto y por que lo otro”.
“Lo importante, tanto de RATM como de Ken Loach, es que la gente debatirá sobre lo que están diciendo”
Le planteé también que opinaba a sobre Rage Against The Machine, qué pintaban dentro de todo esto: “En el HC se les ve de una forma muy sectaria, porque están en una multinacional y dicen cosas de izquierda, pero si te fijas, por ejemplo, en Ken Loach, también tiene grandes empresas tras su cine, pero está diciendo algo. Lo importante, tanto de RATM como de Ken Loach, es que la gente debatirá sobre lo que están diciendo.”
Comprobando el rápido avance de la extrema derecha en toda la Europa central, le expliqué que a veces me asusto; me asusto al pensar que dos de cada diez austríacos votan a esa derecha o al ver el trato que reciben los inmigrantes en Francia o Alemania y que lo peor es que pueden llegar al poder mediante las urnas. No lo creyó así, de forma tajante: “Los fascistas no pueden llegar por el voto. Realmente no es cierto, llegan cuando la clase dirigente se ve tan arrinconada que debe buscar una solución drástica, sólo se llega al fascismo cuando a ésta le conviene. Los partidos fascistas crecen porque dan soluciones populistas, que gustan al pueblo. Ofrecen falsos remedios a todo aquello que la izquierda ha estropeado o no ha sabido realizar. La gente no tiene soluciones a su vida, a la realidad material, y si les explican que una de estas soluciones es expulsar inmigrantes, pues dicen: hagámoslo”.
Pese a que Josep mostraba más énfasis cuando tratábamos de política, decidí centrarme, finalmente, en su evolución musical, sus influencias y sus próximos proyectos. Primero le pregunté sobre el cambio de sonido y de orientación que existe entre su primera demo y el posterior 7″. Comentó que fueron determinantes los estudios de grabación y la inclusión de un segundo guitarra en el 7”. Y sobre su próximo CD: “Recopilará también el single y la demo, queremos meterlo todo en el CD. Hay gente que nos sigue pidiendo esa demo y no podemos vendérsela, no hay copias. En el single quedará aparcada una versión de Antidote que no estará en el CD. Incluiremos también cinco canciones nuevas, ‘veintipico’ minutos y dos versiones de dos temas que hicimos para unas radios. Serán unos setenta minutos en total. Y lo venderemos a unas mil pelas.” Generosos, ¿no? Siguió detallando este nuevo proyecto: “Es más lento, nos hemos acercado más a bandas de Ebullition como Downcast o Struggle. Nunca hemos pretendido parecemos a Earth Crisis, Snapcase u otros grupos Victory. No nos gustan. Puede que yo sea el único del grupo que los aguanta, aunque sólo me gusten lntegrity. No sé, nos da un poco de repelús toda la imagen que llevan. Escuchamos sobre todo ese sonido Ebullition, Born Against, Refused, etc. No hacen lo mismo que nosotros pero, de alguna forma conectamos más con su música y su actitud.”
“Al escribir una letra, un texto o una frase dejamos algo de nuestro ser en ella y esto hace que sea imposible que sea compartido al límite de las posibilidades por otra persona”
Decidí que me hablase también de eso tan raro que se llama ‘escena’, ya sabéis, cuando dos o más grupos hacen algo parecido. Es eso, ¿no?: “Tras la separación de 24 ldeas y Carry Out la cosa fue un poco hacia abajo. Ahora, la gente que tocábamos en esos grupos y otras bandas como Refraining, Forsaken, Hopeful y, en Madrid, Down for the Count y Like Peter at Home, bueno, y Sow Plot y X-Milk, entre todos han hecho que esto vuelva a subir.”
Tras una hora y cuarto de charla: cada uno por su lado. Josep me hizo salir de su casa con algún prejuicio menos de los que llevaba cuando entre. Si queréis adquirir algo de los enormes Manifesto es fácil: un boli, un papel y la dirección del siguiente paréntesis (AHC Apdo.Sl55 50080 Zaragoza). Para acabar emplearé un comentario que tiene ya cuatro años, extraído del folleto de una grabación de Carry Out, la anterior banda de Josep: “Al escribir una letra, un texto o una frase dejamos algo de nuestro ser en ella y esto hace que sea imposible que sea compartido al límite de las posibilidades por otra persona. Este mismo comentario lo es de una forma u otra.” Creo que con Manifesto sigue vigente.
Extraído de AbsolutZine número 7 en abril de 1997
Fotografía de Alex Muñoz
Recordando la entrevista en la actualidad
“L’abril de 1997 recordo llegir l’entrevista que havien realitzat a la banda Manifesto on, amb cinc amics, passàvem bones estones d’assajos, concerts i política, molta política. I recordo que em va xocar el paràgraf que deia: “Los fascistas no pueden llegar por el voto. Realmente no es cierto, llegan cuando la clase dirigente se ve tan arrinconada que debe buscar una solución drástica, sólo se llega al fascismo cuando a ésta le conviene.” Bàsicament, perquè llavors i ara em va fer rumiar que no s’havia entès el que volia explicar, que és que els feixistes arriben al poder, via electoral o via cop d’estat, quan la burgesia decideix que enfront de la resistència i lluita de les classes populars ha d’utilitzar l’última eina que té per mantenir el sistema capitalista. Així va succeir a l’Estat espanyol, Itàlia, Alemanya, Xile, Argentina, Indonèsia, etc.
Han passat anys, el punk i el hardcore encara són la música que més m’estimo i gaudeixo, l’estil de vida que a l’entrevista s’explica no ha variat massa de com era aleshores i les ganes de canviar l’estat de les coses continuen intactes. L’única diferència són els 19 anys que han transcorregut. En l’àmbit polític m’han aportat experiència, sigui com a activista laboral a desenes de llocs de treball, sigui com a internacionalista fen d’escut humà a Palestina o protestant contra l’FMI i el Banc Mundial per tota Europa o sigui ara com a regidor de l’Ajuntament per la CUP Capgirem Barcelona. En l’àmbit humà m’han fet conèixer moltíssims companys i companyes de vida, de lluita i d’una passió inesgotable per fer d’aquest món un lloc millor de com ens l’hem trobat.
Aquell endemà que encara hem de guanyar…”
Josep Garganté
“Josep me trató muy bien, interrumpió varias veces la entrevista para planificar por teléfono un piquete. Me sorprendió muchísimo que fuese, por esos entonces, de CCOO (abandonó rápido, poco después). Ah, y también me hizo algunas recomendaciones musicales estupendas. En concreto Billy Bragg (que entonces, inútil que era, yo desconocía), Deadstoolpigeon y Born Against. Tengo buena memoria.”
Carlos Alonso
Carlos Alonso (Barcelona, 1974)
Fue, durante un tiempo, crítico amateur comprometido con el arte y la rectitud, lo cual le llevó a rechazar contratos millonarios para escribir en Rolling Stone y Cosmopolitan. El episodio más relevante de su etapa como crítico es que una vez, en un concierto de SNFU, un grupo de Zaragoza le buscó para pegarle por una reseña algo excesiva. No pudieron encontrarle. De ahí que aún siga vivo. Ahora ya no escribe, vive en la montaña con su cuarta mujer, rodeado de sus siete perros. Talla a mano bastones y destila licor de flores. Es relativamente feliz. Ah, también cantó en ODG, creo que corría el año 1956. No recuerdo mucho más.