Adrià desgarra sus cuerdas vocales al frente de los impecables Penny Cocks, que sudan punk 77 y estilaso. También se encarga del arte gráfico del grupo y desarrolla en paralelo su prolífica carrera como ilustrador, esto último bajo la firma de El Marquès.
El dibujo me imagino que siempre estuvo ahí, pero ¿qué fue primero? ¿Adri el punkrocker o El Marquès, el ilustrador?
Siempre he dibujado, desde pequeño. Era otra forma de jugar, supongo. Recuerdo que si quería mucho un juguete y mis padres no me lo querían comprar, lo dibujaba y recortaba; de esa forma podía jugar con él. La música vino un poco después. Aunque siempre se escuchaba mucha música en casa, no empecé a interesarme más a fondo hacia los 11 o 12 años. Mis padres hacían mercados vendiendo calcetines y medias y a veces me llevaban para que les ayudara a cargar la furgoneta y me daban 1.000 pesetas por ello. Con ellas recuerdo que me compré mis primeros discos, que fue un recopilatorio de Bob Dylan y un directo de los Sex Pistols en el Roxy que sonaba a rayos, pero que a mi me alucinaba.
¿Prefieres estar arriba de un escenario o frente a tu mesa de dibujo?
Cada cosa en su momento ¿no? Jajaja Frente a mi mesa de dibujo suelo estar más a menudo, trabajando mientras escucho música. Normalmente discos viejos de blues y jazz, creo que van bastante bien para tener de fondo mientras haces algo creativo. Arriba de un escenario es algo totalmente opuesto, es más una descarga de energía y adrenalina. Tiene más que ver con un puñetazo que con un dibujo. Al menos de los que hago yo. Aunque un dibujo también puede ser como un puñetazo, como Basquiat.
Si escuchamos o vemos en vivo a Penny Cocks podemos sentir que el DeLorean nos llevó al Londres del 77. Viendo tus ilustraciones pasa lo mismo, juraríamos que fueron concebidas en una época muy distante, cuidas cada detalle para que nada sea actual o moderno. ¿Recuerdas cómo fuiste encontrando este estilo hasta hacerlo propio?
Bueno, lo de encontrar un estilo suele ser complicado, normalmente es a base de trabajar mucho. Siempre me gustaron mucho los dibujantes de los 50 y los 60, tenía bastantes cómics de autores clásicos e incluso muchos de los dibujos que veía de pequeño que eran más modernos, estaban influenciados por muchos estudios de la época como la UPA (United Productions of America), que produjeron animaciones como las de Mr Magoo o Gerald Mc Boing. Esa influencia la puedes ver en algunos dibujos de los 90s como Ren & Stimpy o El Laboratorio de Dexter.
Varias portadas de discos, libros, carteles, etc llevan la firma inconfundible de El Marquès pero si te doy la difícil tarea de escoger sólo cuatro de tus obras ¿cuáles serían?
¡Pues supongo que diría que los cuatro últimos! La última cosa que has hecho siempre suele estar mejor que el resto. Aunque sí que es verdad que hay algunos trabajos a los que tengo más cariño. El álbum de Brighton 64 “El Tren de la Bruja”, carteles o artworks para músicos como Addie Hamilton o los Ghost Numbers o para festivales como el Burger Invasion de Burger Records. De libro serían las portadas que he hecho para los libros de Jacques Tati de Mon Oncle y Las Vacaciones de Mr Hulot. Siempre es un placer poder colaborar con artistas o músicos que admiro.
¿Recuerdas comprarte un disco sólo por la portada?
¡Sí! Justamente hace poco me compré unos cuantos discos antiguos de jazz y música hawaiana solamente por el grafismo del disco. ¡Son tan bonitos! Y me los encontré en la típica cubeta de un euro. Valía la pena rescatarlos. También guardo con cariño un doble EP de música tradicional mejicana que me regalaron en Bcore con portada de Jim Flora, uno de mis ilustradores preferidos.
¿Qué artistas contemporáneos llaman tu atención?
Bueno, ahora con internet es fácil encontrar uno cada día. Ahora mismo me gusta mucho el trabajo de Land Boys, Virginie Morgand o Ryan Heshka.
Por último, ¿qué canciones no faltarían en el hilo musical de una muestra de El Marquès?
Pues escucho un poco de todo, aunque en casa para trabajar, más jazz y blues que otra cosa. ¡Música de viejos seguro! Y música negra, algo de Rhythm & Blues de los 50s, para menear el trasero.
https://www.adriamarques.com/
Instagram: @el_marques_illustration
Pablo Ottaviano
En los 90 marcó su adolescencia metiéndose en eso del movimiento punk (en Rosario, Argentina). Aunque fueran fotocopias y casetes mal grabados, todo le era nuevo y excitante. Editó fanzines, montó su banda y todo ese rollo. Más por obstinación que por talento siguió en eso de la música, escribir en algún blog y hasta firmar un libro (Los chicos están bien – 20 años, cultura punkrocker y mil historias más-). La crisis de los 30 lo encontró viviendo en la Barcelona del paro y la precarización laboral; mientras cayó de cabeza en el moshpit, se sacudió en algún afterhour y abrazó el existencialismo desde su sofá.