Bill Stevenson y Milo Aukerman, una de las parejas más famosas del punk-rock, han reanudado su idilio. Y si no fuese porque parece que todavía respiran, cualquiera diría que su reloj se detuvo con su separación.
Como Sex Pistols, como Misfits, como Circle Jerks, Descendents, la leyenda del punk-pop, resucita ahora bajo el caluroso lecho de Brett Gurewitz y su orgullosa Epitaph. Ellos, como casi todos, niegan ser oportunistas aunque su excusa pueda parecer algo más creíble. “Si quisiéramos ser una leyenda, supongo hubiese sido suficiente que hiciésemos la gira de turno -se justifica Milo Aukerman, su legendario vocalista-…pero nosotros, a diferencia de los demás, nos hemos preocupado de editar un nuevo disco, ‘Everything Sucks’ (96). Es muy halagador saber que otras banda emulan tu sonido, como también lo es que te consideren una leyenda, pero tiene un gran problema: que con esto se insinúa que tus mejores éxitos han ocurrido en el pasado. Nosotros estamos aquí para demostrar que todavía somos contemporáneos”.
Cuatro punk rockers, todavía muy jóvenes, que casi sin darse cuenta abrirían una nueva veda dentro del genero: la del punk-pop o hardcore melódico.
Tan contemporáneos como lo es la involución que sufre el punk y el hardcore desde que accedió a los canales más masivos. Una actitud tan conservadora y tan poco rompedora, tan poco punk, como la de Rancid, Bad Religion y tantos otros. Y esta vez, Descendents no van a ser menos. Porque su Everything Sucks no pone en entredicho esta lamentable situación. Para nada. Como si la imaginación tuviese fecha de caducidad, como si los días de los antiguos Descendents y All hubiesen sido poco más que pura chiripa, su renovación pasa, exclusivamente, por una producción, la de Andy Wallace, más viva y brillante. Lo demás es sólo mirarse al ombligo, punk-rock a la vieja usanza. “Yo no considero que sea volver atrás -responde Milo-, sino una síntesis de la música que hemos hecho en el pasado. Si miras a All, también observarás un flujo parecido entre lo más experimental y lo más acelerado, y con ‘Everything Sucks’ hemos decidido seguir esa misma dirección que All tomaron en ‘Pummel’ (94), su último trabajo”. “Cada disco que hacemos intentamos añadir algo nuevo” razona Karl Alvarez, tercer y actual bajista del quinteto. “En éste tal vez había más odio. Nunca pensamos como van a ser nuestros discos: es como cagar, solo pasa”. Será que antes digerían las cosas mejor…
Milo Aukerman se une a Descendents, una formación que dos años antes estrenaban unos Bill Stevenson (batería), Toni Lombardo (bajo) y Frank Navetta (guitarra), seducidos por el recién estrenadito movimiento punk. Cuatro punk rockers, todavía muy jóvenes, que casi sin darse cuenta abrirían una nueva veda dentro del genero: la del punk-pop o hardcore melódico.
Como un accidente, la invención del acid, o como una casualidad, el acople noise, su debilidad por las melodías pop y los estribillos pegadizos de los Beach Boys, terminará por convertirles en una leyenda.
Como un accidente, la invención del acid, o como una casualidad, el acople noise, su debilidad por las melodías pop y los estribillos pegadizos de los Beach Boys, terminará por convertirles en una leyenda. “Nuestro reto era adaptar algo tan agresivo y rápido como el hardcore y convertirlo en algo melódico -recuerda Milo-, porque nos gustaba el punk, pero también habíamos crecido escuchando a los Beach Boys, a los Ramones, a los Beatles…”. Así, empeñados en harmonizar la velocidad de las cuerdas y la dulzura vocal, en cruzar agresividad y hedonismo, con el pop siempre en el horizonte, Descendents se emplearán en resolver la difícil ecuación que resultaba de mezclar ambos géneros. Sin embargo, al principio ocurrió todo lo contario: adrenalina y urgencia invadieron sus composiciones, tal como lo habían hecho con las de Teen ldles, Government Issue y tantos otros. “Tocábamos desde una perspectiva mucho más tensa y agresiva, porque yo como vocalista sólo estaba preparado para cantar ese punk no melódico que se refleja en nuestro ‘Fat EP’ (81) -asiente Milo-. Aunque también tenia mucho que ver que tomábamos mucho café y eso nos aceleraba mucho…”.
Pero pronto su voz accederá a esas anheladas harmonías y apuntarán algo más que el punk rock a piñón fijo en su primer larga duración, Milo Goes To College (82). “Para nosotros era lo natural –continúa-, aunque en aquella época pareciese algo raro, ya que entonces el punk se abordaba desde una perspectiva atonal”. “Como si la melodía fuese algo malo, algo que la sociedad utilizaba para oprimirles y querían sentirse libres” añade Karl. Un pequeño giro que, determina a su vez, unas letras y una actitud mucho más juveniles y desenfadadas. “Fue más la influencia de Ramones o Dickies que un intento consciente de cubrir una temática pop -reflexiona Milo-. A mi me gustaba escribir letras sobre cosas que otras bandas punk tendían a esquivar, como el amor, la comida, el café…”. “La clave está en que las bandas punk de entonces sólo cantaban sobre los temas que se suponía que debían denunciar -continúa Karl-, pero aquella era una temática muy abstracta, todo estaba ahí fuera. En nuestra música en cambio, y creo que en la de Black Flag también, enfocamos las letras en lo que ocurría en el corazón y en la mente”.
Reunión
La ecuación de antemano prometía un resultado atrevido y bastante renovador. Y así fue, aunque Descendents no fuesen los únicos en llevarla a la práctica: Ramones ya habían investigado dicho cruce, y otras propuestas desde el hardcore -para entonces- más militante, como Bad Religion y 7 Seconds, también lo estaban indagando. Entre todos, desvelaron el secreto: punk + pop = punk pop; hardcore + pop = hardcore melódico. Y por lo que a Descendents se refiere, una vez cumplido su cometido, con la solución en sus manos, se dedicaran más a explotar el resultado que a resolver nuevas incógnitas. Así, en l Don’t Want To Grow Up (85) fingen ser duros en su cara A, para deshacerse en melodías en su cara B, anunciando con esta última un Enjoy (86) más melódico si cabe, pero también mucho más raro. El truco: enfatizar cada vez uno de sus factores. “Tendemos a jugar con el elemento pop más o menos asiente Milo-. Es como si nuestra música se moviese en una escala que contempla desde la agresividad punk más intensa al pop más melódico, y de ahí sale todo nuestro material”. Un truco, por otra parte, más bien poco creativo y que con el tiempo va a ser el recurrente de toda la escudería punk de la costa oeste, pero que, gracias a su precocidad, les permite ahora enorgullecerse sin dar espacio a réplicas.
punk + pop = punk pop; hardcore + pop = hardcore melódico.
“No hay un disco igual de Descendents como tampoco lo hay de All -reflexiona Karl-. Y eso que si hubiéramos querido, podríamos haber reproducido ‘Milo Goes To College’, pero sencillamente no nos pareció nada interesante”. Aunque el mérito fuese más de un Stevenson y un Aukerman casi impermeables a los cambios de formación, hasta que Karl Alvarez (baio) y Stephen Egerton (guitarra) sustituyan a Ray Cooper (guitarra) y Doug Carrion (bajo) – el primero ya presente en l don’t wanna… y el segundo en Enjoy– y den a luz el magnifico All (87). “Grabar con Karl y Steve significó conseguir un sonido bastante diferente de lo que habíamos hecho hasta entonces -recuerda Milo-, muy experimental”. Pero es que aún siendo como Milo cuenta, Steveson sigue siendo el que más cortes firma. “A mi no me preguntes…-se encoje Alvarez-. No sé ni cómo explicarlo… yo creo que tiendo a ser muy clásico a la hora de componer, así que…”. Fuera como fuera, lo cierto es que All fue el último gran trabajo de Descendents, y Liveage! (87) , Ha||raker (87) y Somery (87), dos directos y un recopilatorio, los últimos coletazos de un cuarteto, a esas alturas, ya leyenda. Milo Aukerman decide volver a la Universidad; Toni Lombardo continuará con Spiffy; y Bill Stevenson, Stephen Egerton y Karl Alvarez continuarán componiendo como All, montarán su estudio propio y harán de productores -¡se dice que From Head To Toe puede ser una de sus víctimas!-. Para entonces, las bandas melódicas ya no se podrán contar con las manos. Pero Descendents, una de las primeras, ya habían muerto.
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Extraído de AbsolutZine nº1, abril de 1997.
Autora: Anna Ramos
Coordinadora del proyecto radiofónico en línea Radio Web MACBA y corresponsable del sello ALKU, plataforma pluridisciplinar que opera a partir de 1997. Desde ambos espacios desarrolla proyectos, instalaciones y ciclos en torno a la música por ordenador, el audio generativo, la síntesis y otras áreas relacionadas. Ha comisariado, junto a Roc Jiménez de Cisneros, ciclos de conferencias, conciertos e instalaciones para el MACBA, Sónar, Espacio Cultural Caja Madrid y Cosmocaixa, entre otros, y ha presentado su trabajo a nivel internacional. En 2012 coeditó el libro del artista danés Goodiepal El Camino del Hardcore.