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Shit S.A.: Wells

Raíces

Yo tenía una guitarra española que enchufaba boca abajo en una radio antigua que distorsionaba y el Roure un banjo. Nos tirábamos horas en casa de un colega que tenía una batería haciendo ruido, mientras el Roure chillaba sus historias. Así empezamos con la música.

En las primeras fiestas de Gràcia, nos subimos a los escenarios que habían vacíos. Se armaban unos tinglados importantes; el Roure era como un acaparador de masas. Nos llamábamos Danger y luego nos cambiamos el nombre por Freaks Roadbings.

A mí, la música me llegó toda. En el ‘76 podías escuchar tanto el rollo hippie como el rollo moderno. Cuando alguien viene a mi casa se sorprende de la variedad de música que tengo, y fue de eso: a Barcelona llegó toda la música de golpe.

 Wells preparándose para maquillarse en la Zeleste (1985). Fotografía de Arturo Xalabarder.

El Roure pegó el palo a un banco, me vino a buscar y nos fuimos a hacer una gira por Europa, en plan callejera: él y yo, con la guitarra, la radio y el banjo. Al llegar a la frontera nos dijeron que nos verían llegar a Francia y volver caminando. Yo estaba en edad militar y el Roure no tenía carnet de identidad. En esa época las fronteras aún estaban cerradas. Tuvimos la suerte de que en el autocar viajaban varios negros y en la frontera sólo les pidieron la documentación a ellos y pasamos sin problema. Nos fuimos directamente a Ámsterdam. El Roure compró dólares y desde Ámsterdam bajamos toda Europa en plan yanquis. Si estábamos tocando en una terraza y venía el camarero, el Roure le tiraba un puñado de dólares, el camarero se callaba, los cogía y nos dejaba seguir.

Shit S.A.

A la gente de los Shit los conocí por Roure y de moverme por El Boira, La Enagua y Les Enfants Terribles. Alquilamos un local con Manel en L’Hospitalet. Teníamos dos goliats, yo tenía un ampli y un bajo y él un ampli y una guitarra. Nos pasábamos todas las tardes tocando. Al lado ensayaban Último Resorte y el Panko pasaba muchas veces por nuestro local.

Manel y Wells en la Zeleste (1985). Fotografía de Arturo Xalabarder.

Tuve que dejar el local, porque me enviaron al hospital por el tema de la mili. Me libré por esquizo neurótico con tendencia al suicidio colectivo. No sabía cómo hacerlo y les dije que “yo, ¡arriba España!”, que quería servir al ejército y a mi patria, pero que sobre todo no me dieran un arma porque tenía mucho pronto y era capaz de volar el polvorín con todo el cuartel. Me ingresaron en el Hospital Militar durante una temporada. Incluso llegué a fugarme y no me declararon desertor. A mi madre le dijeron: “¡¡Que se vaya!!”.

Mientras yo estaba allí se formaron los Attak. Más tarde se disolvieron y el Boski y el Marc pillaron un local en un sitio rarísimo que era como un cementerio de coches. Hasta que un día nos marcamos una jam session en el local de los Kangrena y se creó Shit S.A.

Wells, Manel y Marc Garcia en el local de la Aldana (1983). Fotografía de Arturo Xalabarder.

Recuerdo una vez que teníamos que tocar en Zaragoza. Yo llevaba tres días de amanecido con un pelotazo impresionante y me vino a buscar el Boski a casa. Los demás bajaban en coche y el Boski y yo en Talgo. Me encontró en la calle, debajo de la puerta de mi casa, con un plato de lentejas y en calzoncillos. Me dice: “Tenemos que coger el Talgo”. Recuerdo que casi me echan del tren y que cuando llegamos a Zaragoza actuábamos en un pabellón que todavía estaban montando. Agarré una botella de ginebra. Me acuerdo de la gente de la organización preguntando: “¿Esos van a tocar?”. Tal como cobramos, me fui a la bodega de enfrente y dije: “¡Barra libre para todo el mundo!”. Me volvieron a pagar y volví a hacer lo mismo, y a la tercera me cogieron y casi esposado me metieron en el Talgo de vuelta. Yo no me acuerdo de nada del concierto, si sonamos o no sonamos. Sólo sé que me dio por meterme en pelotas y que empezó a subir parte del público al escenario en pelotas también. Se lió una… Eso me lo han contado. En realidad de los conciertos no me acuerdo de nada, íbamos hasta arriba.

También tocamos con Pete Shelley, de los Buzzcocks. Los tíos estaban acojonados en el camerino con sus zumos, mirándonos. Nosotros, todos borrachos con el Roure. Como nos habían puesto un camerino guapo, con whisky, etc., la gente se puso fina.

Manel y Wells volviendo en autobús de una entrevista en Radio Obrera. Fotografía de Arturo Xalabarder.

Los Shit S.A. éramos como bonzos, Miedo y asco en Las Vegas: a saco con todo, una descarga de energía. No éramos punks; éramos kamikazes de la vida. Veníamos de la época en la que entró toda la droga y todo a saco. Ibas a una farmacia y pillabas lo que te apetecía (Dexedrinas) y sin receta. Era una época de mucho desmadre. Era el final del franquismo. Yo creo que Jim Morrison se quedaba corto al lado nuestro. Para mí, tocar en bandas era un chollo. Tenías barra libre, tocabas y en vez de ir al psiquiatra te desahogabas ahí, en el escenario.

La vida de alcohólicos era dura. Lo que más nos castigó fue el alcohol. Los problemas entre nosotros venían de ahí. Recuerdo que cambiamos de bajista porque un día se presentó el Marc en el local, arrancó todos los cables del ampli y se piró sin decir nada. Cruce de cables. Como el concierto que dimos en carnaval en Ca l’Ignasi. Estaba tan a gusto y tan feliz que dije: “Es hora de morir”. Y me colgué del primer cable eléctrico que pillé desde una viga. Mi intención era ahorcarme. Saltaron los plomos y las chispas por todos lados.

Wells, Manel y Marc Garcia en el local de la Aldana (1983). Fotografía de Arturo Xalabarder.

Que nos metieran en los discos recopilatorios fue una casualidad, porque ningún manager nos hubiera aguantado. Nosotros pasábamos de todo. No teníamos la más mínima intención de publicar la música ni nada. Si había un bar y barra libre, ahí, a arrasar. Personalmente no me considero punk. Nunca he sentido que perteneciese a este mundo.Mi estilo de voz era gritando a tope, pero no por casualidad. Se debe a que nunca había equipo de voces y entonces había que gritar; y así se quedó.

Nunca me dejaban entrar en el Zeleste. Un día durante una actuación de los Shit le pegué fuego a un televisor y casi quemo media sala. Partí la pantalla de la tele con los pies descalzos. A partir de aquel día ya no me dejaron entrar. Al portero, que era calvo, le debió impresionar. Siempre me veía pasar por delante para ir al bar de Los Cerdos.

Tampoco tuvimos un local de ensayo, y cuando lo teníamos, duraba poco. Cuando grabamos la sesión de estudio para los recopilatorios yo ya llevaba más de medio año en Banyoles de pastor de cabras. Me llamaron, ensayamos una tarde en el local de los Resorte y directos al estudio..

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Fotografía de portada:  Wells en el Casal de Transformadors (1984). De Arturo Xalabarder.

Extraído de Harto de todo: Historia oral del punk en la ciudad de Barcelona 1979-1987 de VV. AA. (BCore, 2011)


Habla Santiago Casellas (Wells), nacido en 1960 en Barcelona, sin vivienda fija.

Shit S.A. fueron la versión punk de Miedo y asco en Las Vegas: unos tíos raros, unos majaras con algo especial que los hacía divertidos, unos pasados de vueltas, gente que iba a contracorriente y cometía toda serie de excesos con todo tipo de substancias y situaciones. Su legado, su música y su visión de la realidad la podríamos enmarcar dentro de ¿filosofía existencial? ¿nihilismo de estar por casa? ¿estructuralismo semiótico?

 

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