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Harto de todo: Subterranean Kids pt. II ("Mimo")
Subterranean Kids

Subterranean Kids fueron nuestros Minor Threat. Fueron la banda que mejor captó el sonido de lo que se estaba haciendo en América a principios de los ’80. Técnicos y matemáticos en sus ejecuciones. Rápidos y rabiosos. Un destilado de todo lo que nos llegaba desde los Estados Unidos, pero con una personalidad propia que con la perspectiva del tiempo aún se ha visto más acusada.

Raíces

Mi hermana Maribel se movía con la gente de los Shit S.A., Decibelios y La Banda Trapera del Río. Continuamente viajaba a Ámsterdam y Londres con su novio para comprar discos y los entraban en España de estraperlo para después venderlos. Tenían un local y la gente de las bandas venía a comprarles discos, gente tan variada como Los Rápidos, Los Rebeldes, Loquillo y peña punk como Kangrena y Último Resorte. No era una tienda de discos, era un local que se llamaba Piratas y que estaba en la calle Cartagena, al lado del Hospital de Sant Pau. Este tipo de discos no se podían encontrar fácilmente en las tiendas. Solamente Castelló tenía algunos discos de importación, pero también se los compraban a mi hermana.
Así es como empecé a conocer gente de este mundillo. En la parte de abajo del local tenía una batería que me compré vendiendo números del instituto. El premio iba con los tres últimos números de los ciegos y no salió, así que me apalanqué la pasta de los números que había vendido y me compré una batería.

Con la gente siempre quedábamos en las escaleras del Zurich. Nos juntábamos un montón, entre 30 y 40 personas. La policía nos paraba porque creía que éramos parte de una especie de manifestación. La historia era muy reducida de gente y nos conocíamos todos

Mi hermana empezó trabajando de camarera en la sala Zeleste y acabó llevando la programación. Trajo bandas como Millions of Dead Cops, Youth Brigade, Killing Joke, UK Subs, Johnny Thunders, Parálisis Permanente, Peter and the Test Tube Babies, King Kurt, Siniestro Total, etc. Nosotros tocamos en Zeleste gracias a ella. En sus continuos viajes a Londres y Ámsterdam contactó con un montón de gente involucrada en la escena, por eso empezó a traer esas bandas a tocar en Barcelona.
Con la gente siempre quedábamos en las escaleras del Zurich. Nos juntábamos un montón, entre 30 y 40 personas. La policía nos paraba porque creía que éramos parte de una especie de manifestación. Del Zurich bajábamos al Fantástico, al Texas, al Joserdo (el bar típico de borrachines), al Kafe Volter, etc. Nos encontrábamos gente de todas las bandas: GRB, Subterranean Kids, L’Odi Social… Siempre ha habido envidias y piques entre nosotros; tonterías, en el fondo. La verdad es que nos ayudábamos mucho con el tema de los locales de ensayo. La historia era muy reducida de gente y nos conocíamos todos. Éramos como pandillas: “¡Mira los punks…!”. Después ya empezaron los malos rollos con los calvos.

Subterranean Kids

Una de las primeras personas que conocí fue a Tina de Sentido Común. Empecé a ir a verles ensayar, y allí conocí a Pep y a Tinín. Tinín tocaba el bajo en Deportados de Auschwitz con el Vomits y Gerardo, que también ensayaban en el mismo local. Con Tinín, Rosa de Último Resorte, Pep y yo a la batería montamos una banda que se llamaba Postura Cómoda, pero nunca hicimos nada. El Bolo venía bastante por el local a tocar la batería con el Tinín y el Pep, así que un día que estaba por allí me puse a cantar. Así es como empezamos con Subterranean Kids. El Bolo y yo trabajábamos juntos en el Metro repartiendo propaganda para una empresa que llevaban dos tíos de Guinea Ecuatorial. Cuando acabábamos de currar nos íbamos directamente a ensayar, así que estábamos casi todo el día bajo tierra. Empezamos medio en broma a correr el bulo de que había una banda yanqui nueva que se llamaba Subterranean Kids y que estaba formada por dos negros de Guinea Ecuatorial y dos blancos, así que de esa broma finalmente salió el nombre. Subterranean Kids ya se formó
con la idea de hacer hardcore. El Pep venía de Sentido Común, que era un rollo más oscuro, y el Boliche de Frenopaticss, que era más punk. Yo intentaba tocar la batería, pero claro, teniendo al Boliche en el local de al lado me daba vergüenza. Me sentía malísimo, un inútil total con las baquetas. Así que me puse a cantar.

El Bolo y yo trabajábamos juntos en el Metro repartiendo propaganda para una empresa que llevaban dos tíos de Guinea Ecuatorial. Cuando acabábamos de currar nos íbamos directamente a ensayar, así que estábamos casi todo el día bajo tierra. Empezamos medio en broma a correr el bulo de que había una banda yanqui nueva que se llamaba Subterranean Kids y que estaba formada por dos negros de Guinea Ecuatorial y dos blancos, así que de esa broma finalmente salió el nombre

Las primeras canciones las hacíamos con un sistema que denominábamos Loto Music. Numerábamos los trastes y cada uno decíamos un número: 14, 22, 26, 23… Mirabas qué notas salían y si quedaban bien ya tenías un riff. En tres meses hicimos 20 temas. Al principio utilizábamos este método para sacar los riffs de guitarra, pero más tarde empezamos a currárnoslo más a la hora de componer. Las canciones salían un poco a boleo. La demo Subterranean Hardcore la grabamos en 2 ó 3 días en los estudios Maratón. Nos la auto-produjimos y la vendíamos en baretos y por correo. Nuestro primer disco, Los ojos de la víctima, lo editamos gracias a Pá, que nos dejó el dinero para fabricarlo. Lo grabamos en los estudios Sonomanía de L’Hospitalet de Llobregat. El Hasta el final también lo grabamos
en Sonomanía, pero yo estaba con fiebre y no tuvimos demasiado tiempo para trabajarlo a fondo.

1986, fotografía ulilizada para la contraportada de su disco “Los ojos de la víctima” (Foto: Pep Rasta)

Los primeros conciertos fueron en la sala Blanco y Negro de Ripoll. Después tocamos en Zeleste, El Sótano, Communiqué… Cuando tocamos en ésta última había más gente fuera que dentro. No se podía ni encender un cigarro porque se apagaba, no quedaba ni una gota de oxígeno… Vomité varias veces mientras cantaba. Era la presentación del Hasta el Final.
En las dos giras europeas que hicimos con Subterranean Kids yo acabé en la furgoneta de los teloneros. No había dios que los aguantara. El problema era que estábamos de gira durante meses y que hacíamos muchos kilómetros diariamente. Ese tipo de vida necesita un mínimo de control si no quieres acabar con tu salud. Nos venía todo de nuevo y todos queríamos fiesta y farra, pero llega un momento en que con tanto desmadre se te cruzan los cables, y creo que eso es lo que nos pasó a todos. En la primera gira en el ‘88 ya tuvimos problemas con la convivencia. Tanto tiempo fuera de casa, en la carretera y encerrados en una furgoneta lleva a estos roces. Yo no podía cantar dos días seguidos estando de fiesta día si día también porque me quedaba sin voz. Entonces decidí que al acabar los conciertos, una cervecita, un zumito, ver como está el tema del merchandise, recoger y a dormir. Eso sí, el día que no tenía bolo al día siguiente me pegaba la fiesta más salvaje. Pero claro, yo me pegaba una cada 5 días y ellos descansaban una vez a la semana. Igual el día que yo me pegaba la gran fiesta ellos no habían salido y me decían “¿pero te has visto como vas?” Ellos llevaban seis días de fiesta y yo llevaba seis días cuidándome. La mayoría de movidas que ocurrieron en las giras yo no las vi porque desaparecía. Me iba a dormir porque al día siguiente había que cuadrar los números, controlar el tema de las camisetas, etc.

Cuando tocamos en Communiqué había más gente fuera que dentro. No se podía ni encender un cigarro porque se apagaba, no quedaba ni una gota de oxígeno… Vomité varias veces mientras cantaba

Yo creo que todos los problemas empezaron entre el Marc y el Bolo. El Marc porque bebía y tenía problemas, y el Boliche porque es como es. Supongo que el Marc quería que el resto de la banda nos posicionáramos en un bando o en el otro, pero yo no podía hacerlo. Yo con la banda iba a tocar, ése era mi objetivo, y que cada uno se aguante sus malos rollos. Al final el Marc explotó y se metía con todo dios. Eso ya había sucedido en la primera gira. Cuando íbamos a hacer la segunda se habló en el local de evitar la priva después de los bolos, pero todo el mundo se pasó por el forro lo que hablamos ese día. El Marc tiene dos personalidades. Cuando bebe se le va la flapa, se pone muy agresivo. Lo quiero un montón porque es un tío súper noble, pero se transforma. El único que tuvo huevos de decirle al Marc que aquí se acababa la gira fui yo. Le dije “yo no quiero volver a tocar nunca más contigo”. Al final se creó muy mal ambiente. Estábamos comiendo juntos y nadie decía nada pero todo el mundo tenía ganas de decirlo. El concierto que dimos en Alemania en el aniversario del In der Au lo dimos con diferentes bajistas (Xavi, Frank, Schuti y Uli). Lo hicimos porque teníamos un fuerte compromiso con ellos. El Fernando y yo les tuvimos que enseñar todos los temas a los diferentes bajistas porque el Boliche estaba de fiesta por Holanda con una rubia. Ya me ves a mi tocando la batería y al Fernado con la guitarra enseñándoles los temas.
Además, el ‘Cap de porc’ [refiriéndose al Xavi Manresa de Cap Cap, promotora de conciertos de Barcelona], que era quien tenía que controlar todas estas movidas, era el primero que se apuntaba a la fiesta. El Xavi trabajaba en un bar de Barcelona, dejó el curro, cogió sus bártulos y se vino de chófer con nosotros. Al principio vino de gira simplemente porque tenía carnet de conducir. De hecho, Cap Cap lo montamos el Pep, el Serra, el Xavi Manresa y yo. Lo que pasa es que nos discutimos enseguida y él se quedó con el nombre. Las bandas que llevábamos en la agencia eran Dr. Calypso, L’Odi Social, Draps Bruts y Subterranean Kids.

Subterranean Kids bromeando. Marc, Mimo, Boliche y Pep (Archivo Silvia)

El dinero para montar la empresa lo pusimos entre los cuatro. Acabamos mal porque cuando sacamos el disco Hasta el final con Subterranean Kids no tocábamos casi nunca. No era capaz de cerrar conciertos, así que decidimos echarle. Lo curioso es que entonces empecé yo directamente a llamar a los mismos sitios para buscar bolos y no paraban de contratarnos. La gente me decía que por ese precio sí que cerrábamos el bolo. Les pregunté qué precio les pedían antes, y resulta que el Xavi pedía más pasta por concierto de lo que teníamos pactado. Es una cosa que intuimos, porque si vuelves a llamar a un sitio donde ya te han dicho que no y cierras el concierto a la primera porque el precio les parece bien, es que algo pasa. Ahí rompimos nuestras relaciones. Además en la segunda gira de Subterranean Kids nos
enganchábamos. Él se desmadraba demasiado, cuando era precisamente él quien tenía que controlar a la banda, así que una noche en Leipzig (Alemania) llegamos a las manos. Después lo piensas y crees que no vale la pena…
El Pep en el ‘88 ya nos dijo que no venía de gira porque era incompatible con su trabajo. Además él era básicamente quien mantenía a su familia y no podía prescindir de ese sueldo. Después vio que la banda tiraba adelante y en el año ‘90 decidió que ya no seguiría tocando con nosotros. Fue entonces cuando el Damned se quedó fijo en la formación. Para mí la formación ideal ha sido con el Pep, el Marc y el Bolo, y cuando no estaba el Pep, con el Fernando.
Las letras del Ya no hay tiempo son las más maduras. Había gente a quien no le gustaba nuestra música pero que se quedaba parada con nuestro directo. Éramos como un puñetazo en la cara. En aquella época éramos cuatro gatos. Ahora salen bandas hasta de debajo las piedras.
Del rollo estético no vale la pena ni hablar dentro de Subterranen Kids. También trajo alguna que otra pelotera. Yo llevaba pantalón corto para estar cómodo a la hora de tocar, no porque los hardcores tuviéramos que llevar todos bermudas.

Drogas

Siempre ha habido, desde caballo a… bueno, de todo. Era el pan nuestro de cada día. Había gente que no tomaba nada, gente que fumaba porros, gente que sólo bebía, gente que se metía caballo y gente que se metía speed, aunque eso fue un poco más tarde. Era una cosa generalizada, no sólo dentro del ámbito punk. Donde había fiesta estaban las drogas. Y allí estábamos nosotros.

Recuerdo estar de fiesta salvaje con gente mucho más mayor que yo. Iban todos ciegos de caballo. Me dediqué a sacarles las chutas porque la mayoría se habían quedado tirados con una clavada en el brazo. Esto me pasó cuando tenía 14 años, y pensé que no molaba una mierda…

El caballo lo he tenido muy cerca, pero siempre lo he rechazado. He visto cosas muy chungas. Cada uno sabe lo que hace. Recuerdo estar de fiesta salvaje con gente mucho más mayor que yo. Iban todos ciegos de caballo. Me dediqué a sacarles las chutas porque la mayoría se habían quedado tirados con una clavada en el brazo. El Mimo haciendo de sanitario. Esto me pasó cuando tenía 14 años, y pensé que no molaba una mierda…

Del punk al hardcore

Al principio todos escuchábamos Crass, Rudimentary Peni, Subhumans… Todo muy inglés, hasta que aparecieron los Dead Kennedys y Bad Brains. Me acuerdo perfectamente de cuando salió la primera casete de Bad Brains. La conseguí a través de mi hermana y toda la peña me pedía que le hiciera una copia. La gente flipaba. ¡Cuatro rastas haciendo punk rock híper-acelerado! Resulta que luego Bad Brains se ha convertido en uno de los iconos del hardcore en Estados Unidos. Los Kennedys fueron un paso entre el punk y el hardcore, pero Bad Brains era algo totalmente nuevo.
Aún así creo que el hardcore llegó a Barcelona con los MDC, porque después de sus dos actuaciones en el Zeleste todas las bandas de la ciudad que hacían punk, incluido Kangrena y Último Resorte, empezaron a acelerar sus temas. L’Odi Social, que entonces aún era una banda punk, también aceleró sus canciones. La gente se flipó con los MDC, solo conocían el punk inglés y estos eran algo totalmente diferente.

La actitud en el hardcore fue “vale, sí, todo es una mierda, pero vamos a intentar hacer algo”. Así que empezamos a ocupar casas. El hecho de salir a Europa nos abrió los ojos. Éramos una especie de colectivo, se juntaba de todo: punks, semi progres, hippie-punks, incluso algún facha

La actitud en el hardcore fue “vale, sí, todo es una mierda, pero vamos a intentar hacer algo”. Así que empezamos a ocupar casas. El hecho de salir a Europa nos abrió los ojos. Éramos una especie de colectivo, se juntaba de todo: punks, semi progres, hippie-punks, incluso algún facha. El objetivo era buscar locales para que los jóvenes pudieran desarrollar actividades, y como no conocías a toda la gente y no sabías de dónde venían, luego te enterabas que había gente de las Juventudes Comunistas o, como en la primera reunión del primer okupa de Barcelona, gente de Fuerza Nueva.

Unos jovencísimos Joni, Ferran y Mimo sentados en un banco de una estación de metro (Foto: Archivo Joni)

Al principio el punk no estaba politizado, sólo era estética y actitudes violentas. Todo provocación. Hasta que salieron los Crass y Rufimentary Peni con sus ideas pacifistas. Luego llegó el hardcore, que era un poco más creativo y constructivo. Nosotros no éramos demasiado panfletarios o políticos. Aunque en la maqueta hay una declaración de intenciones, nosotros hablábamos de lo que veíamos en la calle. El rollo panfletario y alternativo a veces puede ser demasiado fofo. Nunca he soportado el rollete hippie-punk. Tocábamos para la CNT, para okupas y para un montón de causas, hasta que vimos que algunos nos tomaban el pelo. Nos decían que éramos como “la élite
del hardcore” y que llevábamos un rollo “demasiado profesional”. En Europa era diferente, no eran tan panfletarios. Nosotros miramos más a las personas que a los eslóganes. Las cosas cambian, las ideas también y la gente las plasma según sus circunstancias. Tienes que estudiar la historia para saber cómo hemos llegado hasta aquí, pero hay que evolucionar.

Relaciones

Con GRB, que ensayaban en el local de al lado, siempre estábamos de fiesta, pero también teníamos nuestros piques. De hecho creo que fui yo quien los echó del local porque no pagaban el alquiler. Siempre decían que no podían pagar porque no tenían pasta, pero siempre ensayaban con porros y botellas de whisky. Si tienes dinero para vicio tienes que poder pagar el local, digo yo… Además costaba una mierda, creo que tenían que pagar 500 pelas al mes por cabeza. Al principio los tíos se mosquearon bastante, pero al final, con el tiempo, reconocieron que tenía razón e incluso alguno de ellos me pidió disculpas. GRB duraron muy poco. L’Odi Social aguantaron mucho tiempo pero con actividad intermitente. Anti/Dogmatikss sólo funcionaron una temporada. Nosotros fuimos los que estuvimos más tiempo en activo. También estaban Monstruación, Anti-Manguis y el rollo de Nou Barris, gente que venía del heavy clásico pero con ideas similares a las nuestras. Intentábamos hacer cosas juntos, pero todo se desmadró. Aquí tenemos un carácter latino y los rollos colectivos nunca funcionan bien. Nos gusta demasiado hablar de los demás y no precisamente bien. Los latinos somos muy pillos y muy listillos todos.
Fotografía de portada: Mimo en el estudio durante la sesión de grabación para el recopilatorio “No 92” editado por El Lokal (Foto: Pep Rasta)

Extraído de Harto de todo: Historia oral del punk en la ciudad de Barcelona 1979-1987 de VV. AA. (BCore, 2011)


Al habla Sergio Martínez “Mimo”. Nacido en 1967. Collblanc (Barcelona)

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