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Punk y anarquismo: La influencia inconsciente
Punk y anarquismo

Mientras los Beatles empezaban a cantar “All You need is love”, los hippies flipaban con el ácido y Pink Floyd hacía suyo el LSD, llegó un movimiento a la escena musical underground de Inglaterra y Estados Unidos decidido a darle una patada en la cara a todos los dinosaurios anteriores. Un estilo que no entraba en la industria, que era ignorado por la prensa. Nacía un monstruo. Un monstruo dispuesto a arrancar las cabezas precedentes de bandas que habían hecho del Rock and Roll un negocio de burgueses: el punk.
Querían recuperar el sentido original del Rock y detestaban en lo que se habían convertido los músicos con bandas presas de la industria. La música ahora era negocio, y los grupos se “elefantizaban” en las giras. Se buscaba ya el éxito no con la conexión con el público sino en contratos. El punk detestaba esto, los jóvenes que empezaron a simpatizar con este movimiento fueron los primeros reaccionarios dentro del mundo de la música. Una reacción ante lo artificial, ante el virtuosismo. Escupieron en la cara del Rock en una Inglaterra desolada por un alarmante estado de precariedad laboral, donde las colas de desempleados en la oficina de trabajo se habían convertido en una escena habitual de cada mañana en las ciudades inglesas. Un clima de descontento social que tenía que parir a una bestia indomable que dijese BASTA. Basta de usar la música como una herramienta de celebración y popularidad. Y a partir de este momento, iban a hacer de ella una herramienta de demanda social.

El punk detestaba esto, los jóvenes que empezaron a simpatizar con este movimiento fueron los primeros reaccionarios dentro del mundo de la música. Una reacción ante lo artificial, ante el virtuosismo

Ya The Who fueron buenos predecesores en la demostración de rabia descontrolada con “My generation”. Esa actitud destructiva que tanto marcó a los jóvenes que venían después. El terreno se venía abonando con conciencia en la segunda mitad de los sesenta. Inglaterra Y Estados Unidos era la tierra de cultivo ideal para el monstruo que venía en camino. El CBGB en Nueva York daba voz a Blondie, a New York Dolls, a Patty Smith o Talking Heads. Que iban mirando más allá de lo que se vivía, con vistas en el punk. The Clash politizaba el movimiento destacando sobre el resto de bandas que militaban con la música. Del punk a la trinchera con un Joe Strummer que en pleno mandato de la dama de hierro, titula uno de los álbumes más famosos, que le hizo pasar a la historia como a la guerrilla nicaragüense que había derrocado al dictador Anastasio Somoza: Sandinista. El punk no era ya solo música. No se quedaba en ser simplemente la rebeldía frente al “establishment” del rock. No era solamente la fuerza y vitalidad musical que te hacían explotar la cabeza.

El punk empezaba a crear conciencia buscando a la independencia total. Era inconformismo. Insumisión no solo a la música establecida sino al orden social. Como casi un siglo antes lo fueron los primeros revolucionarios. En la segunda mitad del siglo XX estánamos asistiendo a una continuación de un movimiento político – social como es el anarquismo, también comparable con las primeras vanguardias europeas de principios de siglo, como el movimiento dadaísta. Europa sangraba inmersa en la destrucción que había traído consigo la gran guerra. Y el dadaísmo hacía hincapié en el arte de lo absurdo. Quería escandalizar y escarnecer a la burguesía. Era una provocación abierta al arte establecido. Y lo negaban. Se puede afirmar tranquilamente que lo que llamamos punk hoy en día, el movimiento que nació en los setenta y recibió este nombre, en lo que al arte y a la cultura se refiere, tuvo su origen indiscutible en esta vanguardia. Que por aquel entonces no se llamaba “punk”.

El punk no era ya solo música. No era solamente la fuerza y vitalidad musical que te hacían explotar la cabeza. El punk empezaba a crear conciencia buscando a la independencia total. Era inconformismo

Esta nueva corriente no era ya solo el puñetazo en plena cara a los músicos antecesores. El movimiento empezaba naturalmente a transformarse en la expresión cultural de los jóvenes. De personas que sin saberlo estaban haciendo renacer de un modo poco elaborado ni intencionado, una segunda ola de anarquismo en el siglo pasado. La rebeldía no se quedaba en el viejo lema “Enjoy or die”. El punk necesitaba denunciar y la denuncia a través del abuso de drogas y alcohol como comportamiento insumiso se quedaba corta. Eso no era denuncia.
Sí que es cierto que lo que más se conoce del movimiento punk es su parte estética y nihilista. El sector más basado en lo de fuera que en lo dentro. Pero se generó una verdadera alternativa al sistema social establecido. Decía la pensadora anarquista Emma Goldman que el anarquismo anima a la persona a pensar, a investigar y a analizar cada proposición. Denunciaba que el nuevo orden social se apoyaba en las bases materialistas de la vida y que el anarquismo defendía un nuevo orden social más profundo y basado en la libertad sin restricciones de leyes artificiales; la teoría de que todas las formas de gobierno descansan en la violencia y, por tanto, son erróneos y peligrosos e igualmente innecesarios. Gracias al anarquismo, sin necesidad de dioses, el ser humano puede obtener conciencia de si mismo, gracias al conocimiento de la vida, sin subordinación alguna.

El anarquismo surgió dentro de este mundo inconscientemente. Aunque muchos quieran ensuciar el punk y le achaquen desorden, caos, rebelión y violencia, el concepto de anarquía y su influencia sobre el punk supera estos tópicos

Pueden parecer lejanos los planteamientos de Goldman, pero, hace cuarenta años, este movimiento empezó a revivirlos. Siempre se ha relacionado el concepto de punk con el de anarquía. Pero no todos los punk son anarquistas. El anarquismo surgió dentro de este mundo inconscientemente. Aunque muchos quieran ensuciar el punk y le achaquen desorden, caos, rebelión y violencia, el concepto de anarquía y su influencia sobre el punk supera estos tópicos.

Se empezó a tomar conciencia de que realmente se estaba militando bajo una ideología política. Y dentro de la música empezaron a formarse bandas con claros mensajes políticos y militancia como forma de vida. Nació el anarquismo contemporáneo que tiene un lugar importante en movimientos feministas, antiglobalización y ecologistas. El anarquismo contemporáneo es claramente antimilitarista y se ha desarrollado notoriamente en casas okupas con fines sociales en Alemania y Holanda, entre otros países.
Tanto los precursores comunistas utópicos como los jóvenes contemporáneos tienen la idea de que la libertad absoluta era fundamental para la creación de un nuevo orden basado en el respeto y dignidad de las personas y en la igualdad. Y para esto se debía romper con todo. Empezando con el arte y la cultura burguesa del capitalismo ya imperante.

La verdadera influencia del anarquismo en el punk está fuertemente centrada en los movimientos de lucha y activismo. Ha superado la revolución en el mundo del arte

El Do It Yourself como movimiento de autogestión sentaba bases con la producción de fanzines, prensa alternativa y radios piratas. No somos como vosotros y no queremos serlo. Ian MacKaye, vocalista de Minor Threat y Fugazi, demuestra con su sello discográfico Dischord Records que no se necesitaba depender de la industria para producir, para crear y para transmitir un mensaje.
La verdadera influencia del anarquismo en el punk está fuertemente centrada en los movimientos de lucha y activismo. Ha superado la revolución en el mundo del arte. La parte musical en muchas ocasiones quedaba reducida a un subproducto comercial. La esencia superaba ya la música, y a la vez se valía de ella para seguir existiendo como genero artístico y social.

Músicos como Jello Biafra de Dead Kennedys son exponentes máximos actuales de la unión y aceptación entre ambos movimientos. En cada concierto recita manifiestos escritos por él mismo denunciando injusticias y hechos relacionados mayoritariamente con los derechos humanos y la justicia social bajo su conciencia anarquista autoproclamada sin tapujos.
La anarquía, decía Errico Malatesta, se basa en el socialismo y tiene como punto de partida la igualdad de condiciones. No es la perfección, no es el ideal absoluto que como el horizonte se aleja a menudo que avanzamos. Pero es ciertamente el camino abierto a todos los progresos. Mediante la anarquía se consigue la solidaridad. La misma solidaridad que empezó en la música hace poco más de cuarenta años y que trascendió a esferas sociales e ideológicas mostrando un camino alternativo de producción, de vida y de sentimientos.


Ana Hurtado (Sevilla, 1986)
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Periodista afincada en Barcelona desde hace 6 años, con interés en lo cultural, pero volcada y apasionada especialmente por el mundo de la música. Ha realizado diferentes críticas y entrevistas para publicaciones musicales.

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