Gente que hace cosas #3: Niko Vazquez (M.C.D. / Motorsex) - BCore Disc
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Gente que hace cosas #3: Niko Vazquez (M.C.D. / Motorsex)
Niko Vazquez (M.C.D. / Motorsex)

No podemos imaginar al País Vasco sin el punk de los 80 o al punk de los 80 sin el País Vasco. Y él estaba ahí (y sigue estando), en la línea del frente o en las calles de Barrenkalle. Firmó el arte de portada para míticas bandas de una época acelerada. También se lo vio disparando con un Rickenbaker y se le ocurrió un nombre de banda tan poco comercial como maravilloso: Me Cago en Dios.
¿Cómo confluyen en tu historia el hecho de ser músico y artista visual?
Desde pequeño he sido pintamonas y en nuestra casa devorábamos música y tortillas de patatas por igual, así que siempre han estado unidas ambas inquietudes. Las paredes de casa las llenaba de dibujos y pinturas. Así que no las diferencio realmente, me atraen tanto los sonidos como las imágenes. Cuando escuchas algo, siempre creas instantáneamente una imagen en tu cerebro, o viceversa. Así que era solo cuestión de edad y sobre todo dinero, para que un día lograse comprar un bajo de mil pesetas y montar una banda compaginándolo con el trabajo en una imprenta.
Según tengo entendido estudiaste en el Ravensbourne College de Londres, donde tocaron los Sex Pistols. ¿Cómo fue eso?
Conseguí afortunadamente una beca de grafismo de la Diputación para estudiar Comunicación Visual en Ravensbourne College de Londres y curiosamente muchos años después me enteré que fue uno de los primeros sitios dónde tocaron unos recién nacidos Sex Pistols.
Ravensbourne College se encontraba en una preciosa zona boscosa de Chislehurst, en el Condado de Kent, al sur de Londres. Una zona de clase media-alta dónde por aquel entonces andaba una cuadrilla de punks aburridos e inquietos: “Bromley Contingent” (Siouxsie Sioux, Billy Idol, etc…) que seguían a sus amigos de Sex Pistols a todos los sitios.
David Bowie también fue uno de los alumnos del Ravensbourne College.  Así que no fue nada extraño que Sex Pistols celebrasen el 9 de diciembre de 1975 su tercer concierto allí.
   
Cuando volviste diseñaste la portada de, quizás el disco más emblemático de M.C.D., “De ningún sitio a ninguna parte”. No lo grabaste pero “seguías estando”…
En una de las escapadas de Londres, asistí afortunadamente a la grabación de los coros para ese disco en los estudios IZ. La portada fue realizada a medias con otro artista, Javi De la Fuente y utilizamos postales de Bilbao y recortes de fotos a modo de collage. El contacto con mi grupo era permanente porque seguía colaborando tanto en letras o música (Todo por nada, Barrio Blues, Sucio amor, Pringao y Asesino a sueldo). Por tal motivo en la contraportada acordaron poner Niko “sigue estando”. La portada fue un reto tecnólogico para la época (1990) ya que utilizamos un ordenador inglés carísimo, Quantel Paintbox especializado en anuncios de vallas de publicidad, para poder hacer un collage que ahora en Photoshop sólo necesitarías cinco minutos, pero que antaño para trabajar con un mínimo de resolución te llevaba horas y horas de procesado. En 1990, un nuevo software Photoshop 1.0 sólo funcionaba en Mac OS , sin capas ni nada, sólo con soporte para RGB.
Formaste M.C.D., Cancer Moon y más recientemente Motorsex. ¿Siempre te encargaste del arte gráfico de tus proyectos?
En Cancer Moon, participé a primeros de los 90’s pero fueron Jon y Josetxo sus fundadores. Inolvidable banda. En otras bandas como M.C.D., Motorsex o Gazte Hilak, siempre me encargué del tema gráfico.
¿Has hecho diseños para alguna otra banda?
He hecho portadas para Eskorbuto (Impuesto Revolucionario), La Polla (Toda la puta vida igual), Vulpess (Me gusta ser una zorra) o Parabellum (Adelante sin cabeza).
¡¿En qué pensabas cuando diseñaste la portada del Asako Pako?!
En hacer una güarrada sexual con unos calzoncillos reales, de tela, que tentasen a la gente a bajárselos a los pobres discos en la tienda de discos, para ver que había realmente dentro de esa prenda íntima. La curiosidad siempre mata. Fue una pena que no hubo presupuesto para haber fabricado unos gayumbitos reales con su bultito con algodón y todo pero la discográfica nos comentó que el presupuesto se disparaba. Además, me encantaba la idea de que el calzoncillo fuese cogiendo su pedigrí, un color amarillento, con el paso del tiempo.
La revista “El Jueves” la calificó en su día, como una de las portadas más horribles, lo que era justo lo que buscábamos.
Sólo se hizo una tirada limitada en tela que fue sustituida posteriormente por una pegatina cutrísima después.
¿Te consideras un “ex-M.C.D.” o se te podría presentar como “un miembro de los míticos M.C.D.”?  
Antes te habría dicho que era un miembro más, pero harto de ver karaokes, me considero el miembro fundador del grupo, ya que la historia de la banda está ahí y no se puede cambiar. El grupo nació en 1979, en nuestra habitación familiar de Irala junto a mis hermanos Bernar (batería eventual durante 7 años) y Karmelo McLaren en el papel de manager hasta que marchó a Barcelona. La misma casa que vio nacer a Vulpess. Ruffus-Fuck de Rekalde y Bronkoki fueron los primeros guitarra y cantante, respectivamente. Y de ahí, salieron también las primeras canciones y el carácter que identificó a la banda hasta su degeneración total. Como sucede en miles de bandas de rock. En eso tampoco fuimos nada original.
Imbecil.com fue el último disco de M.C.D. que te tuvo entre sus filas -antes del “funeral en vivo”- y también dio lugar al sitio web imbecil.com, ¿qué nos cuentas de ese proyecto web?
La idea era por un lado reírnos de la inmensa burbuja especulativa que hubo con los portales de la red dónde todo terminaba en .com, y por otro lado, poner nuestras canciones en descarga libre desde nuestra propia web. Algo que no sentaba nada bien a la SGAE, que me envió una carta amenazando con emprender acciones legales. Como yo ya tenía registrado “imbecil.com” dónde colgaba mis tonterías, lo utilizamos para perpetrar el disco. De hecho, en mi web original en los 90’s http://euskal.com/mcd ya colgamos un par de canciones demo de preparación de un disco anterior “Y Punkto”, en una sección que llamé “Maketak” para sortear la prohibición de compartir de SGAE. Intuíamos que el inmediato futuro pasaba por compartir tus canciones en la red, sobre todo a los que no teníamos ninguna posibilidad de acceder habitualmente a los medios convencionales de la época. La sección fue un fracaso, porque sólo un grupo cántabro me envió su maqueta para colgar. Todavía no existía el formato MP3, había que subirlo en RealAudio.
Error 404 es otro de tus proyectos de gamberradas gráficas y políticamente incorrectas. ¿De qué va?
Pues se trata de collages surrealistas y satíricos que quiero recopilar próximamente en formato ezine con una serie de números para poder descargar mensualmente en PDF. “Error404” fue originalmente una idea que plasmé en una camiseta hace varios años y en una web donde al intentar entrar en determinada URL te saltaba el clásico mensaje de  “error 404” a nivel de servidor cuando no encuentra la página, pero en mi caso eso que no conozco, llamado “democracia” y debo contactar con el Administrador del Sistema. Sí me encantaría aportar mi granito de arena para que dentro de 50 años un futuro historiador-a, se crea que por ejemplo, que el Titanic entró en Portugalete un día antes de naufragar. Algo que ya me ha pasado actualmente. La Historia de las redes sociales la escriben, entre otros, los mentirosos.
¿Crees que la imagen sigue teniendo un peso de impacto social?
Mucho, ahí está la plaga de memes taberneros a los cinco minutos de saltar la noticia por los apestosos whatsapps. La gente es  ocurrente, cierto es que también hacemos mucha-mucha basura. Pero al fin y al cabo, aparte del puro entretenimiento o aburrimiento generalizado, se trata de aprovechar en estos tiempos de cualquier resquicio de mínima libertad o falta temporal de control oficial para reírnos virtualmente del poder, de los famosos y de todo lo que se ponga por delante. Sátira en el siglo XXI. Desafortunadamente tenemos la “ley Mordaza” encima, para que nos autocensuremos. No puede ser considerado delito ningún tipo de manifestación de expresión. Hay que seguir denunciándolo.
Sí es cierto que a veces tenemos que estar alerta con la propias imágenes que consumimos y distribuimos en la red sin filtrar “mentalmente” ya que evoluciona todo tan rápido gracias a los avances tecnológicos que va a ser muy difícil diferenciar un bombardeo real de uno virtual. Si nos la cuelan ahora, imagínate en un futuro cercano la que nos van a liar.
¿Qué imágenes, que se desprendan del rock, te han impactado alguna vez?
Lo que más me impactó fue la explosión creativa gráfica con el Punk, por ejemplo, Jamie Reid, recuperando corrientes artísticas como los collages del Dadaísmo, actualizándolas, valiéndose de fotocopias, pegamento y tijeras como herramientas básicas, yendo contra la rigidez tipográfica visual que existía en esos momentos a nivel de composición; en definitivamente trayendo “lo feo y chapucero” a primer plano.
¿Hoy en qué andas?, musical y artísticamente hablando.
Aprendiendo 3D para, quién sabe si un día, poder llevar a cabo “instalaciones artísticas en rotondas” de 20 toneladas y 7 metros de altura. Porque el “arte” se vende por kilos y tamaños. Musicalmente, sigo con Xenen y mi hermano Bernar en Motorsex, perpetrando singles virtuales que colgamos en la red para disfrute del único fan que tenemos en Francia. Eso sí, paso tanto tiempo delante de la pantalla que a veces en la calle me sorprendo a mí mismo, haciendo “Undo’s” mentales. Me gustaría volver un día a lo analógico y tangible, pero de momento, hasta que las esculturas rotundas no triunfen, tengo que comer.
Foto de Niko: Koldo Orue
https://motorsex.bandcamp.com/
http://imbecil.com/
https://www.facebook.com/error404meme/
http://euskal.com/


Pablo Ottaviano
En los 90 marcó su adolescencia metiéndose en eso del movimiento punk (en Rosario, Argentina). Aunque fueran fotocopias y casetes mal grabados, todo le era nuevo y excitante. Editó fanzines, montó su banda y todo ese rollo. Más por obstinación que por talento siguió en eso de la música, escribir en algún blog y hasta firmar un libro (Los chicos están bien – 20 años, cultura punkrocker y mil historias más-). La crisis de los 30 lo encontró viviendo en la Barcelona del paro y la precarización laboral; mientras cayó de cabeza en el moshpit, se sacudió en algún afterhour y abrazó el existencialismo desde su sofá.

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